6 de junio de 2011

Un misterio sin resolver, sin revolver pero con revólver

La televisión por cable está llena de programas sobre mujeres asesinas, parejas peligrosas, esclavas sexuales, narcotraficantes, tratantes de personas, estafadores, psicopatas, los canales de farándula se dedican a infidelidades y en general es fácil encontrar que sobre cualquier delito o falta a la moral hacen un programa.
 Sociopatía X
Los programas anteriores se basan en historias “reales” ¿qué tan reales? –no lo sé- creo que solo tengo certeza cuando se refieren a la realeza. Pero no hace falta ver estos programas para darnos cuenta de la realidad, los noticieros nos muestran lo mismo, el campesino que violaba a sus hijas, Luis Alfredo Garavito denominado El monstruo de los Andes, la guerrilla, los políticos corruptos, los delincuentes que se hacen pasar por contratistas del estado, la Bacrim, las infidelidades de los famosos en las notas de farándula y en general todo lo que nos muestran es lo mismo.

Una característica de todos estos hombres y mujeres equivocados, delincuentes, desquiciados, perdidos, mal nacidos o como cada quien los quiera llamar es que son seres humanos con familia y muchos de ellos con posibilidades suficientes para hacer las cosas bien y no caer en infidelidades, estafas, hurtos, violaciones, asesinatos, etc., que adicional a dañar a otras personas fundamentalmente los dañan a ellos, son señalados, odiados, perseguidos y en muchos casos terminan perdiendo sus vidas.

Lo interesante del tema es que pareciera que cada acto impropio dependiendo de su gravedad pone en menor o mayor riesgo la vida, pero a través de la historia encontramos los crímenes pasionales, el concepto << ira e intenso dolor >> ha ido cambiando porque inclusive, hace algunos años, un hombre que encontraba a su cónyuge siéndole infiel podía matarla y matar a su amante utilizando este argumento y salía libre.

Hoy por fortuna las cosas legales han cambiado, pero los crímenes pasionales no, por ende las infidelidades no, ¿Qué le impide a una persona romper una relación y comenzar otra sin engañar a nadie?, ¿Qué le impide a una persona engañada detenerse a pensar y no salir a matar a quien la engaña?, ¿Qué le impide a una persona engañada –que no es capaz de matar- hacer una separación digna, sin pensar en quitarle hasta el amante a la otra?.

Utilicé el ejemplo más simple para tratar mirar que hasta en los más sencillo hay un factor invisible que les impide a algunos hombres hacer las cosas bien. ¿Por qué hombres brillantes y admirados mandan a perseguir, espiar y hostigar a sus contradictores políticos?, ¿Por qué empresarios reconocidos sobornan?, ¿Por qué buenos empleados roban a sus empresas?, ¿Por qué ganaderos se vuelven paramilitares y masacran?, ¿Por qué hay malditos violadores? … ¿qué satisfacción puede traer el dolor de otro’.

Por qué los programas internacionales, los nacionales y los noticieros están llenos de tanta escremento, ¿nos gusta verlo?, yo no creería, ¿tememos a nuestra propia realidad? –en mi caso si-  porque en el fondo pienso que esa realidad quizá me pueda tocar, situaciones que nos puedan llevar a ser los protagonistas de una película de venganza, como las que encontramos en los mismo canales de siempre: un padre buscando a un hijo secuestrado, una mujer buscando el asesino de su novio, ¿quién sabe si le tocará? –creo que nadie-  pero lo que si es cierto es que estas cosas pasan y más frecuente de lo que nosotros pensamos.

Investigando un poco me encontré con una patología psiquiátrica denominada TPA (Trastorno de personalidad antisocial) que de alguna manera puede explicar el fenómeno, seguramente la infidelidad no cabe dentro de una sociopatía y creo que no habría porqué, salvo por el daño que esta puede llegar a causar y las reacciones que produce en personas incapaces de controlar o canalizar sus emociones, es decir, una infidelidad puede despertar de su letargo a un psicópata en potencia.   De hecho, estoy seguro de que la infidelidad no es un delito, hace unos tres meses escribí Cuasi en defensa de los Infieles  donde explico desde mi pobre punto de vista  las causas del fenómeno, sin embargo al final  no termino excusando la práctica por el simple hecho de que el ser humano tiene la capacidad de decidir.

Pero volviendo al tema del TPA, no entiendo como el Estado no se preocupa por hacer campañas preventivas para que desde los colegios se puedan determinar este tipo de tendencias y así poder tratar a los jóvenes oportunamente y evitar que se vuelvan unos delincuentes en la edad adulta.

Creo que los choques eléctricos, los tranquilizantes, las lobotomías y de más prácticas arcaicas estigmatizaron la psiquiatría y estamos rodeados de individuos con dificultades, escuche en algún noticiero que en Antioquia un estudio habla de un 25% de la población de este departamento presenta algún tipo de trastorno psíquico, pero todavía, en pleno siglo XXI, el hecho de ir a un psiquiatra es visto como el primer paso hacia un manicomio y no como una alternativa para mejorar la calidad de vida.

En ese sentido nos falta mucho como sociedad y creo que bien valdría la pena que los fenómenos delincuenciales fueran mirados también como un problema de salud pública, no solo como un fenómeno social. Es hora de analizar si la sociedad corrompe a los ciudadanos y los convierte en delincuentes o si también hay un ingrediente psicológico que los hace propensos a este tipo de comportamientos.

Recordemos, que en general los ladrones de cuello blanco, no lo hacen por necesidad.