22 de marzo de 2014

Diario de una quinceañera

Hoy estaba pensando en las notas y miles de apuntes que dejan los famosos y que luego de su muerte son subastados por millones de dólares. Finalmente esas ideas o reflexiones filosófica no son, ni más ni menos, que los mismo pensamientos románticos de cualquier quinceañera enamorada ajustados a realidades diferentes.
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Yo desde que tengo uso de razón he tenido la costumbre de escribir lo que pienso con la idea idiota de no defraudarme en el futuro. Nunca he querido olvidarme de mi pasado ni de quién soy y mucho menos de lo que en silencio sufrí, quizá suena exagerado pero la mente de un niño tiene la capacidad de construir sus propias realidades las cuales a pesar de no ser objetivas causan su propio dolor.
TrabajarParte de ese esfuerzo es el que hoy me permite ser un papá comprensivo y amoroso más que uno disciplinado y formador por lo menos en ese sentido siento que voy logrando mi propósito de niño, saber que más allá de los logros académicos que en el reporte escriben de mi hija, lo más importante es cuando señalan que es una niña tranquila, sin conflictos, colaboradora y que está feliz todo el tiempo,  eso es más que suficiente, no quiero que sea la mejor, solo quiero que sea feliz.

No se trata de inventarse un mundo ideal solo se trata de no inventarse reglas innecesarias, las tareas no se hacen apenas se llega del colegio, ni a las siete de la noche, las tareas se hacen en el momento en que uno quiera hacerlas el cual debe ser antes del momento de tener que presentarlas, la responsabilidad es hacer las cosas bien y cumplir con el compromiso de entrega pero el cuando cada quién lo define, así como comer, ese momento es junto cuando uno tiene hambre no a las seis de la tarde, el organismo solo pide y se regula sin necesidad de una regla inflexible.

Felicidad es no tener que pelear para que los hijos coman o para que hagan las tareas, solo hay que enseñarles la responsabilidad que deben tener con su salud y el compromiso con su formación intelectual, las tareas no son una obligación son medios para cumplir un propósito que les permitirá ser mejores personas, el valor del conocimiento y del análisis es crucial para poder construir canales de comunicación lógicos, así las cosas todo se hacer por una razón y nunca por obligación, los niños desde que nacen tienen la posibilidad de decidir.

Pero días como hoy quisiera tener más certeza que incertidumbre sobre lo que la vida es o puede llegar a ser. Quisiera retroceder veinte años y volver a ese momento mágico y surrealista donde creía que veinte años eran suficientes para llegar a ser rico y jubilarme siendo un adulto joven para no tener que hacer nada más, de alguna forma se extasiaba la idea.

Sin temor a equivocarme puedo afirmar que ese fue el gran error, que hoy no quiero que mi hija cometa, el propósito de vida no puede ser rico y creer que lo mejor es no tener que hacer nada. El propósito de la vida es ser feliz y hacer lo que a uno le gusta. Sufrir cuarenta años o más para lograr una jubilación tampoco debería ser un propósito de vida, gastarse la pensión en enfermeras y tanques de oxigeno no debería ser un aliciente para trabajar cada día con más ganas.

Lo cierto es que quince años de errores mentales no se revienten con cinco de reconsideraciones pero por lo menos dan una relativa tranquilidad  diaria, a pesar de lo incierto que es el camino, algo que no cambiaría por volver a tener la certeza de lo que nunca va a llegar a ser por cerca que por momentos piensa uno estar del anhelado retiro. Hoy solo se, que lo más seguro que tengo, es la obligación de trabajar duro si quiero tener mi pensión, lo que me falta no es mucho, solo algo más de un cuarto de siglo.

Esperen el próximo avance en un década.


9 de marzo de 2014

Lo nuestro no es elegir

A propósito de las elecciones para Senado, Cámara, Parlamento Andino y la consulta del candidato presidencial del partido Verde me puse a pensar en el porqué nos cuesta tanto elegir por quién votar. Finalmente descubrí que lo que nos cuesta trabajo y para lo que somos realmente malos es para tomar una decisión, cualquiera que esta sea.
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Para elegir hay que conocer, informarse, entender y sacar conclusiones a partir de los datos y hecho recogidos, eso sí, basados en un análisis que debe caracterizarse por la lógica.

Qué podemos esperar de nuestros análisis si en los colegios nos enseñaron a repetir y a memorizar todo tipo de información, tablas de multiplicar, abecedarios, tablas periódicas, fechas históricas, huesos, músculos, países, montañas, ríos, continentes y mares. Todo había que memorizarlo con la dificultad de que teníamos que hacerlo bajo total sobriedad y esas letras carecían de música, quizá borrachos y cantando algo más se nos hubiera quedado.

Lo mismo pasaba con los principios éticos, eran dogmas, no había una lógica para nada. Repetir que había que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos, era un tanto ilógico si tenemos en cuenta que la masturbación era pecado.

Por eso creo que, la mayoría, de los que dicen saber por quién van a votar solo están repitiendo pero no eligiendo. Los más convencidos están divididos entre los que dicen que van a votar en blanco y los que, paradójicamente, no votan a favor sino en contra, eso es lo más ilógico que uno puede ver y creo que no es más que un ejemplo de nuestra ignorancia. Como buscar información no es un hábito y pensar está en vía de extinción, lo más fácil es dejar que otros “piensen” por nosotros y apoyarlos de buena fe creyendo que están proponiendo lo mejor.

Pero como además de ignorantes nos gusta hablar y no contamos con programas de gobierno para defender lo más fácil es decir que el voto será en blanco justificado en un facilista “para no favorecer a los mismos de siempre” desconociendo que con esa acción lo que se hace es todo lo contrario. Claro que hay otros más geniales que votan en contra de los terroristas de las FARC cuando no hay ningún candidato de ese grupo en contienda y simplemente es un eufemismo -que claramente ni entienden- para no tener que decir que votan en contra de la paz, basados en que un caudillo o no se si  es más bien un mesías dice que así debe ser.

Hay cosas que caen por su propio peso, un mínimo análisis sobre la guerra en Colombia demuestra que el mayor número de victimas mortales de la guerra son campesinos pobres que sin opción alguna terminan en una guerra sin sentido. Pero la gente que no quiere la paz cree que los guerrilleros rasos, que son el 99%, llenaron una hoja de vida, un formulario y pagaron una inscripción para hacer parte de un proceso de selección riguroso y demandante con el fin de aspirar a un cupo en la facultad de la revolución con sede en la selva, en donde sin servicios ni necesidades básicas cubiertas, prueban su máximo compromiso con su desarrollo profesional.

Todo lo que nos pasa es porque hoy en día informarse parece ser pecado, ya nadie quiere leer, por eso lo más fácil es culpar a los demás de nuestras propias miserias. Es un ejercicio fácil que consisten en parecer lo que no se es, creyendo que confundiendo se llegará a reinar.

Con esa filosofía facilista el tercer mundo se llenó de ciudadanos perezosos y mediocres que eligen a sus dignos representantes.


Ignorantes que posan de intelectuales, mediocres que ponderan los esfuerzos sobre los resultandos, estúpidos que creen que suponer es igual a saber, autómatas que repiten lo que otros dicen para evitar la obligación de pensar son los que está llenando cada espacio del mundo convencidos de que son esculturas que adornan el paisaje cuando no son más que unas baratijas ordinarias de mal gusto que dañan nuestro entorno y nos roban la ilusión de que este sea un mundo mejor.