4 de mayo de 2009

El derecho a renacer.

Siento un gusto particular por los programas que explican la psicología de los asesinos en serie desde una perspectiva científica, la curiosidad nace de mi incapacidad para considerar como una posibilidad asesinar a inocentes, sobretodo en casos de absoluta indefensión como es el de los niños, ancianos, minusválidos o personas víctimas de sus familiares de los cuales nunca desconfiaron y por ende nunca estuvieron en alerta ante un posible ataque.

Yo creo que todos los seres humanos estamos en capacidad de asesinar, pero solo en defensa propia, aunque algunos digan que no, para mí es un hecho que el hombre ante una situación en donde tenga que tomar una decisión entre morir o matar, siempre escogerá matar.

He encontrado un común denominador para la mayoría de los asesinos en serie, el padecimiento de infancias traumáticas, rechazo por parte de sus padres, fueron discriminados por sus compañeros de colegio y en general, se sumergieron en un mundo interior lleno de odio y resentimiento, los asesinatos fueron de alguna manera los medios que encontraron para compensar todo el dolor o insatisfacción que llevaban dentro, algunos por reconocimiento público para demostrar que eran capaces de sobresalir, otros por venganza hacia los que identificaban como opresores o potenciales opresores y otros simplemente por victimizar a otros, es decir, para que otros sintieran también “parte” del dolor que ellos sintieron, por eso es recurrente encontrar que estos psicópatas utilicen el sadismo como un práctica previa al asesinato.

Desde antes de que mi hija naciera me preocupe por enterarme acerca de cómo debía ser un proceso formativo bien estructurado, entender los factores más importantes que podrían impactar su desarrollo y con mi esposa no ahorramos esfuerzos en la búsqueda de la información adecuada, de ahí que hicimos completo el curso, donde tuvimos la oportunidad de prepararnos más allá del momento del parto, en aspectos propios de lo que podríamos denominar la “crianza” de los hijos. Si bien es cierto, la mayoría de personas están en contra de recibir información en ese sentido, porque según ellos nuestros ancestros pudieron hacer una gran labor de “crianza”, la diferencia fundamental es que no se trata de que nos enseñen o no a ser papás, o que nos digan que hacer o que no, simplemente se trata de tener más elementos de juicio disponibles para poder cumplir un papel formativo, no de “crianza” el cual fue heredado y muy bien ejecutado por nuestros padres, quizá por el mismo concepto, muchos fuimos o fueron, criados como perros, es decir, para cumplir órdenes, a no hace pipi en el piso, a comer una vez al día, a no subirse en los muebles, etc., pero aunque somos animales, algo nos diferencia de ellos, pienso que la “crianza” fue un mal concepto, partiendo del hecho de que como individuos cada uno tiene sentimientos, gustos y preferencias diferentes, y en esa diversidad es imposible pretender que todos podamos ser unos perros bien educados o entrenados con los mismos golpes y gritos como si fuéramos de la misma raza.

Es así, como es muy fácil encontrar la directa relación entre las deficiencias en la educación y formación que recibieron cuando niños los asesinos en serie y lo que identifican hoy los expertos como puntos críticos fundamentales para el desarrollo adecuado de un niño tanto en lo psicológico, social, y cognitivo, dándole un peso importante a la parte afectiva sobre cualquier otra consideración y a la estimulación a través de una interacción dinámica por parte de los padres, proceso que comienza desde el vientre.

La crianza se refería a lo social y políticamente correcto, la urbanidad, el civismo, la preparación académica, etc., pero el nuevo concepto incluye un factor no muy analizado hace unas décadas atrás y es el afectivo, la relación directa en términos de los sentimientos entre padres e hijos, el contacto físico, besos, abrazos, además de palabras de amor, de reconocimiento por los logros y de una formación basada en mostrar los errores que los hijos cometen pero desde la razón, haciendo un trabajo juicioso para que ellos entiendan las consecuencias del hacer o dejar de hacer ciertas cosas, pero siempre promoviendo un ejercicio mental basado en análisis causa – efecto, no como se escuchaba antes “porque soy su papá”, eso no era nada, al igual que los golpes, nunca cumplieron un papel formativo, lo máximo que lograron fue disuadir a los hijos o en el mejor de los casos hacerlos más creativos para no ser descubiertos, porque nunca hubo una explicación, nunca hubo una respuesta lógica al ¿por qué no?.

Ya en este punto podemos concluir algo, la vida de un ser adulto está marcada por sus antecedentes de infancia por lo que fue o significó su crianza o formación, en cualquier sentido en el éxito o en el fracaso, pero sobre todo, en el ser felices o infelices, pero su permanencia en el tiempo se la da cada uno, es decir, uno puede ser tan infeliz como quiera y hacer que esa infelicidad dure una eternidad al igual que lo puede hace con la felicidad.

Lo importante es saber que la realidad, el hoy y el ahora es nuestro, quizá muchos piensan que vivir tranquilo en un pueblo, en una casa pequeña y con un carro modesto es sinónimo de mediocridad, quizá porque en su crianza así lo recibió, le dijeron que tenía que luchar por conseguir más y mejores cosas o le manifestaron que la ausencia de cosas era frustrante, por lo que hoy puede vivir en Nueva York, con un apartamento en el mejor sector de Manhattan y con un súper carro y no estar tranquilo, es ahí cuando cada uno busca lo que quiere, el que quiere cosas puede tener cosas y el que quiera tranquilidad puede tener tranquilidad, cada uno define que quiere, renunciar a muchas cosas por tranquilidad y felicidad es algo que casi nadie es capaz de hacer por como fue criado y la insatisfacción radica en la búsqueda incansable del tener, sin importar el ser.

Mirar el pasado es un proceso fundamental, tuve la oportunidad de conocer tres diferentes metodologías para analizar el pasado desde la infancia, en la búsqueda de encontrar, qué de ese pasado afecta en el presente, algunas metodologías confrontan agresiva e invasivamente la intimidad hasta el punto en el cual la presión ejercida hace que salga de algunos todo el peso que por años cargaron, no funciona para todos, hay otra metodología que busca a través de la meditación que cada uno encuentre respuestas a sus vacios e insatisfacciones, esta a mi forma de ver es lenta pero sobretodo compleja ya que se requiere de una capacidad de interiorizar muy alta y de un gran maestro, los occidentales nacimos en un cultura muy diferente donde tratamos de entender esto desde nuestra razón con el análisis intelectual que siempre hemos utilizado por lo que no profundizamos en la meditación que es finalmente el corazón del proceso y por último hay otro que es un proceso guiado por un psicoterapeuta el cual puede tardar años y no dar las respuestas necesarias.

Dentro de las tres metodologías yo identifiqué que hay dos tipos de personas a las cuales les afecta el pasado, las primeras son las que lo sufren cada día de forma abierta y culpan a sus padres, a los profesores del colegio, las mujeres que se casaron cuando apenas eran unas niñas culpan al marido, etc., por todo lo malo que les pasa hoy, 20,30, 40 o más años después, pero hay otro grupo que es el más usual encontrar, que es el de los que le echaron tierra al pasado, sin tener en cuenta que esta tierra no degrada los recuerdos hasta acabarlos, sino que los deja cubiertos pudriéndose y envenenando, son estos, los que dicen “seguramente a mi me tocaron muchas cosas difíciles pero nada que me haya traumatizado” y realmente es así, porque han tratado de resolver todo el pasado de forma lógica y encontraron respuestas a lo que les pasó, es por eso que encontramos adultos amargados, aburridos, introvertidos, fuertes y duros con los demás aparentando invulnerabilidad, agresivos, sin corazón, esos, son los que no tienen traumas de la niñez, son simplemente así, según ellos, como si ser un ser frio, calculador, insensible, agresivo y considerablemente complejo para llevar la vida cotidiana, fuera no tener traumas de la infancia, ahí se origino todo eso, esa insatisfacción, dolor, rabia, angustia, inseguridades, etc., se originaron allá y muchos actúan o actuamos, protegiendo ese mundo interior frágil y vulnerable, por eso nos sucede que cuando conocemos en la intimidad a ciertas personas encontramos que son muy diferentes a la imagen que teníamos de ellas, simplemente, porque dependiendo del espacio consideran necesario actuar con una u otra mascara.

Finalmente es muy generalizada la incapacidad de demostrar los sentimientos, la inteligencia emocional es algo que no se estimula, que no se enseña y es al final la que permite que las personas sean asertivas en su comunicación con el mundo y les permite ser ellas, sin necesidad de inventarse imágenes y roles innecesarios, que solo dejan cuando entran en su casa al baño, porque ni siquiera con su familia, esposa o esposo e hijos son ellas mismas, siempre queriendo manipular, siempre queriendo vender una imagen mejor a la que piensan en el fondo tendrían si fueran simplemente lo que son.

Es muy difícil encontrar que las personas puedan manifestar sus sentimientos si fueron “formadas para no hacerlo” a los hombres les impedían llorar, a las mujeres las obligaban a mostrarse sumisas y conservadoras, los papás no podían demostrar cariño a sus hijos a través de palabras o contacto físico, simplemente con cosas, es más, recuerdo un caso de cuando era niño, de un hombre frio y tosco, que un día le reclamó a su mujer porque no encontraba que nadie en la casa lo quisiera, que él en ocasiones se sentía solo porque nadie salvo el perro le manifestaba afecto y la mujer le contestó “que pretende que cuando usted abra la puerta todos salgamos brincando y moviendo la cola”, esto es un claro ejemplo de la forma como los sentimientos eran golpeados y claramente el Karma juega un papel fundamental, el cual no es más que la ley de dar y recibir, qué puede espera una esposa recibir de un hombre que al mostrar sus necesidades de afecto recibe un comentario como ese, seguramente ella respondió, por sus antecedentes con aquel hombre frio, por lo que todo termina siendo un circulo vicioso, solo queda esperar que sus hijos lo hayan roto y tengan hogares felices o por lo menos vidas afectivamente sanas.

Las repuestas a todos los comportamientos inexplicables, propios o ajenos, se podrán encontrar allá. Yo me atrevería a decir que: cada uno debe conocer su pasado, mirarlo, revisarlo, analizarlo, procesarlo, perdonar y agradecer, luego, botarlo muy lejos, y comenzar el proceso de renacimiento de un nuevo ser, ese ser, que siempre ha querido ser en lo más profundo de su alma y que no se atrevió en su momento a ser. Ahora los años, la experiencia y la insatisfacción permanente deberán ser un motor suficientemente grande para mover la vida hacia un futuro feliz, tranquilo y prospero, no negarse el derecho que todos tenemos a renacer, formándonos bajo nuestros propios criterios y aprendiendo del mundo.

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