Hoy siento una paz indescriptible, los gritos y carcajadas no interrumpen mi trabajo, las contemplo jugar en la sala desde el segundo piso, pero a diferencia de otros días, sus gritos no me irritan, me producen dolor, no hay risas, y trato de escuchar lo que mi esposa le susurra a nuestra hija, salen de su boca unas palabras de consuelo con voz entre cortada, diciendo “mi amor, no llores, papá, nos cuida desde el cielo”. Y fue hoy, cuando por primera vez no las vi con mis ojos sino con lo que quedó, después del funeral.
1 comentario:
Un texto de esos cortos que dicen mucho.
mi pregunta en este caso es ¿qué queda después del funeral?
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