Decir que estamos ad portas de una guerra con Venezuela sería exagerado, sin embargo, existe esa posibilidad, la cual se acentúa en la medida que no se cuente con la capacidad suficiente para manejar la situación.
¿Por qué llegó Colombia a este punto con Venezuela?
Fundamentalmente porque Colombia en los ocho años de gobierno Uribe no ha manejado adecuadamente las relaciones internacionales, principalmente porque se desconoce el concepto de diplomacia y la importancia que tiene; por el temperamento impulsivo y estilo ramplón del presidente, y por la lejanía ideológica con sus más cercanos vecinos Ecuador y Venezuela.
Uribe es de odios y de amores, involucró a Chávez en los procesos de liberación de secuestrados y luego lo señaló de auxiliador de las Farc, no utilizó canales diplomáticos y nunca dejo una puerta abierta que permitiera alguna salida a la tensa situación. Lo hubiera podido hacer simplemente omitiendo el señalamiento de complicidad, es decir, presentando solo pruebas y preocupaciones, y en el caso de que estas no funcionaran de manera eficiente, seguramente si servirían como constancia de las veces en que el gobierno colombiano solicitó de su cooperación. Si Colombia juiciosamente hubiera seguido el protocolo, no hubiera llegado hasta este punto y de haber llegado tendría estos documentos como soporte que demostrarían que recurrió a la OEA, no como arrebato, sino como última instancia.
Las relaciones con Ecuador y Venezuela entraron en una profunda crisis hace más de dos años, gracias a la operación Fénix, realizada el 1 de marzo de 2008, en la cual fue atacado el campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano.
La muerte de Reyes sin duda, fue un triunfo para la seguridad democrática, pero con un costo muy alto para Colombia. No solo por el impacto negativo que ha tenido en el comercio con estos dos países, sino por la imagen internacional que este ataque dejó, la cual empeoró cuando se demostró, que si bien era cierto que funcionarios del gobierno ecuatoriano tenían relaciones con miembros de las Farc, también era cierto que el presidente Correa estaba ajeno a esto.
La diplomacia nos invita a usar canales y protocolos para el manejo adecuado de las relaciones internacionales, sin embargo, el gobierno colombiano en los últimos días insistió en no utilizar estos canales y recurrir a los medios de comunicación para presentar las pruebas que tiene sobre presencia de guerrilleros de las Farc y el ELN en territorio venezolano. Esto fue un terrible error desde cualquier punto de vista.
Adicionalmente cuando Colombia recurrió a la OEA la actitud de su embajador fue agresiva y nuevamente cayó en el error de sugerir que el gobierno venezolano apoya a la guerrilla. Esto puede ser cierto, sin embargo, Colombia es reiterativo lanzando juicios, cuando el planteamiento objetivo debería concentrarse en el hecho de que hay guerrilleros en Venezuela. Lo políticamente correcto es partir del hecho de que el gobierno venezolano desconoce esta situación y la posición de Colombia debería ser la de un país vecino, el cual pone en conocimiento del otro estas anomalías, así habría forma de facilitar la construcción de canales de diálogo.
¿Cómo son las relaciones internacionales de Colombia y cómo la ve el mundo?
No pueden ser peores, el hecho del rompimiento de relaciones con Venezuela son un reflejo de lo mal manejadas que han sido.
Siempre que se piensa en Chávez, se viene de inmediato la imagen de Morales, Correa, Ortega y Kirchner y quizá Lugo y Lula, eso indica que el trabajo diplomático venezolano, de alguna manera, así a muchos no les guste, ha funcionado.
Pero cuando se piensa en Uribe, no se encuentran aliados por ninguna parte, EE.UU. no es más que un país cercano por la necesidad estratégica que lo obliga a tener presencia en Suramérica, pero nunca se ha visto a EE.UU. defendiendo con vehemencia al gobierno Uribe, realmente, los gobiernos panameños y peruanos son los únicos que tímidamente dan un guiño de aceptación a Uribe, el resto que no apoyan abiertamente a Chávez han tomado una posición indiferente. Lo que ratifica la débil e ineficiente política internacional colombiana.
Por años en Suramérica los flagelos del narcotráfico y la guerrilla han identificado a Colombia, y ante los ojos despreocupados de la comunidad internacional se ve a Colombia como un país que exportó sus problemas a sus vecinos más cercanos y ahora los culpa. Y así como el mundo ve que el gobierno de Chávez en su afán por lograr el socialismo del siglo XXI viola el derecho a la libre expresión, así mismo ve al gobierno de Uribe como un violador de los derechos humanos en su afán por acabar con la guerrilla.
Es importante tener en cuenta que la moneda tiene dos caras y así como se ve en las noticias internacionales que en Venezuela los medios de comunicación opositores a Chávez son perseguidos, también se ve cómo en Colombia son perseguidos, a través de interceptaciones ilegales, los supuestos opositores del gobierno Uribe como: políticos, periodistas y magistrados de las Cortes.
De igual forma, un analista político internacional –serio- diría que: pensar que el gobierno colombiano no conocía sobre los “falsos positivos” donde cerca de tres millares de colombianos fueron asesinados por miembros de las fuerzas militares para ser pasados como guerrilleros muertos en combate, es igual de inverosímil, que pensar que el gobierno venezolano no sabe de la presencia de guerrilleros en su territorio.
La conclusión es que la comunidad internacional no ve al gobierno de Uribe de la misma forma que el 65% de los colombianos y eso evidencia nuevamente la falta de una política internacional seria, solida y sobretodo diplomática.
¿Cuál es la solución para Colombia?
La salida de Uribe es fundamental, la crisis de los últimos días se agudizó gracias al carácter intolerante del primer mandatario, ante la invitación que hizo el presidente electo Santos a Chávez a su posesión, Uribe prefirió generar esta crisis antes de tener que darle la mano, por protocolo, al presidente venezolano.
El tema de la presencia guerrillera en Venezuela es un tema muy viejo para haberlo sacado nuevamente en este momento, es más, Germán Vargas Lleras dentro de su campaña electoral hizo esas mismas denuncias.
Por otra parte, salió el ego de Uribe a relucir, al ver que Santos recorría el mundo mostrando una nueva imagen de Colombia, representada en una forma diferente de manejar la política internacional en donde la diplomacia prima sobre el mal gusto, Uribe estalló en ira y fue en ese momento cuando señalo que “Colombia no necesita esa diplomacia meliflua y babosa”.
Fiel a sus costumbres, Uribe, en un acto más de ramplonería, trató de meloso y baboso a su sucesor, gran fortuna para el pueblo colombiano, porque así esta relación se comienza a deteriorar mucho antes de los previsto y permite pensar en que será posible una salida diplomática a la difícil situación que se vive con Venezuela, porque hay que recordar que a la guerra no van soldaditos de plomo, van hombres, que pueden ser: hijos, padres, sobrinos , etc., que pueden no regresar a sus hogares debido al efecto fatal producido por objetos fabricados con el mismo material de los soldaditos.