23 de julio de 2010

A la guerra no van soldaditos de plomo

Decir que estamos ad portas de una guerra con Venezuela sería exagerado, sin embargo, existe esa posibilidad, la cual se acentúa en la medida que no se cuente con la capacidad suficiente para manejar la situación.

Uribe y el soldadito de plomo
¿Por qué llegó Colombia a este punto con Venezuela?
Fundamentalmente porque Colombia en los ocho años de gobierno Uribe no ha manejado adecuadamente las relaciones internacionales, principalmente porque se desconoce el concepto de diplomacia y la importancia que tiene; por el temperamento impulsivo y  estilo ramplón del presidente,  y por  la lejanía ideológica con sus más cercanos vecinos Ecuador y Venezuela.

Uribe es de odios y de amores, involucró a Chávez en los procesos de liberación de secuestrados y luego lo señaló de auxiliador de las Farc, no utilizó canales diplomáticos y nunca dejo una puerta abierta que permitiera alguna salida a la tensa situación. Lo hubiera podido hacer simplemente omitiendo el señalamiento de complicidad, es decir, presentando solo pruebas y preocupaciones, y en el caso de que estas no funcionaran de manera eficiente, seguramente si servirían como constancia de las veces en que el gobierno colombiano solicitó de su cooperación.  Si Colombia juiciosamente hubiera seguido el protocolo, no hubiera llegado hasta este punto y de haber llegado tendría estos documentos como soporte que demostrarían que recurrió a la OEA, no como arrebato, sino como última instancia.

Las relaciones con Ecuador y Venezuela entraron en una profunda crisis hace más de dos años, gracias a la operación Fénix, realizada el 1 de marzo de 2008, en la cual fue atacado el campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano.

La muerte de Reyes sin duda, fue un triunfo para la seguridad democrática, pero con un costo muy alto para Colombia. No solo por el impacto negativo que ha tenido en el comercio con estos dos países, sino por la imagen internacional que este ataque dejó, la cual empeoró cuando se demostró, que si bien era cierto que funcionarios del gobierno ecuatoriano tenían relaciones con miembros de las Farc, también era cierto que el presidente Correa estaba ajeno a esto.

 La diplomacia nos invita a usar canales y protocolos para el manejo adecuado de las relaciones internacionales, sin embargo, el gobierno colombiano en los últimos días insistió en no utilizar estos canales y recurrir a los medios de comunicación para presentar las pruebas que tiene sobre presencia de guerrilleros de las Farc y el ELN en territorio venezolano. Esto fue un terrible error desde cualquier punto de vista.

Adicionalmente cuando Colombia recurrió a la OEA la actitud de su embajador fue agresiva y nuevamente cayó en el error de sugerir que el gobierno venezolano apoya a la guerrilla. Esto puede ser cierto, sin embargo, Colombia es reiterativo lanzando juicios, cuando el planteamiento objetivo debería concentrarse en el hecho de que hay guerrilleros en Venezuela. Lo políticamente correcto es partir del hecho de que el gobierno venezolano desconoce esta situación y la posición de Colombia debería ser la de un país vecino, el cual pone en conocimiento del otro estas anomalías, así habría forma de facilitar la construcción de canales de diálogo.

¿Cómo son las relaciones internacionales de Colombia y cómo la ve el mundo?
No pueden ser peores, el hecho del rompimiento de relaciones con Venezuela son un reflejo de lo mal manejadas que han sido.

Siempre que se piensa en Chávez, se viene de inmediato la imagen de Morales, Correa, Ortega y Kirchner y quizá Lugo y Lula, eso indica que el trabajo diplomático venezolano, de alguna manera, así a muchos no les guste, ha funcionado.

Pero cuando se piensa en Uribe, no se encuentran aliados por ninguna parte, EE.UU. no es más que un país cercano por la necesidad estratégica que lo obliga a tener presencia en Suramérica, pero nunca se ha visto a EE.UU. defendiendo con vehemencia al gobierno Uribe, realmente, los gobiernos panameños y peruanos son los únicos que tímidamente dan un guiño de aceptación a Uribe, el resto que no apoyan abiertamente a Chávez han tomado una posición indiferente. Lo que ratifica la débil e ineficiente política internacional colombiana.

Por años en Suramérica los flagelos del narcotráfico y la guerrilla han identificado a Colombia, y ante los ojos despreocupados de la comunidad internacional se ve a Colombia como un  país que exportó sus problemas a sus vecinos más cercanos y ahora los culpa. Y así como el mundo ve que el gobierno de Chávez en su afán por lograr el socialismo del siglo XXI viola el derecho a la libre expresión, así mismo ve al gobierno de Uribe como un violador de los derechos humanos en su afán por acabar con la guerrilla.

Es importante tener en cuenta que la moneda tiene dos caras y así como se ve en las noticias internacionales que en Venezuela los medios de comunicación opositores a Chávez son perseguidos, también se ve cómo en Colombia son perseguidos, a través de interceptaciones ilegales, los supuestos opositores del gobierno Uribe como: políticos, periodistas y magistrados de las Cortes.

De igual forma, un analista político internacional –serio-  diría que: pensar que el gobierno colombiano no conocía sobre los “falsos positivos” donde cerca de tres millares de colombianos fueron asesinados por miembros de las fuerzas militares para ser pasados como guerrilleros muertos en combate, es igual de inverosímil, que pensar que el gobierno venezolano no sabe de la presencia de guerrilleros en su territorio.

La conclusión es que la comunidad internacional no ve al gobierno de Uribe de la misma forma que el 65% de los colombianos y eso evidencia nuevamente la falta de una política internacional seria, solida y sobretodo diplomática.

¿Cuál es la solución para Colombia?
La salida de Uribe es fundamental, la crisis de los últimos días se agudizó gracias al carácter intolerante del primer mandatario, ante la invitación que hizo el presidente electo Santos a Chávez a su posesión, Uribe prefirió generar esta crisis antes de tener que darle la mano, por protocolo, al presidente venezolano.

El tema de la presencia guerrillera en Venezuela es un tema muy viejo para haberlo sacado nuevamente en este momento, es más, Germán Vargas Lleras dentro de su campaña electoral hizo esas mismas denuncias.
Por otra parte, salió el ego de Uribe a relucir, al ver que Santos recorría el mundo mostrando una nueva imagen de Colombia, representada en una forma diferente de manejar la política internacional en donde la diplomacia prima sobre el mal gusto, Uribe estalló en ira y fue en ese momento cuando señalo que “Colombia no necesita esa diplomacia meliflua y babosa”.

Fiel a sus costumbres, Uribe, en un acto más de ramplonería, trató de meloso y baboso a su sucesor, gran fortuna para el pueblo colombiano, porque así esta relación se comienza a deteriorar mucho antes de los previsto y permite pensar en que será posible una salida diplomática a la difícil situación que se vive con Venezuela, porque hay que recordar que a la guerra no van soldaditos de plomo, van hombres, que pueden ser: hijos, padres, sobrinos , etc., que pueden no regresar a sus hogares debido al efecto fatal producido por objetos fabricados con el mismo material de los soldaditos.

22 de julio de 2010

Algo sobre nosotros

Este blog nació por la necesidad de organizar algunas ideas que por años rondaron mi cabeza, a veces pienso que, en el fondo, solo buscaba un amigo incondicional al cual pudiera contarle lo que pensaba, sin la incomodidad de esperar un juicio o consejo que no estaba pidiendo.

Cada vez que leo esas primeras entradas encuentro que realmente estaban muy mal escritas, las más recientes no son tan malas, han ido tomando una mejor forma, espero poder lograr que a partir de agosto de 2010 las entradas cuenten con una estética mejor, esto solo lo lograré en el momento en que me detenga y respire profundo, es decir, cuando deje de escribir solo con pasión. Porque sé que en muchas ocasiones el contenido se pierde por esa forma inadecuada de escribir que me caracteriza. Pero debo confesar que hay personajes o situaciones que me indignan tanto que me descontrolan y no veo la hora de terminar de escribir para publicar inmediatamente para poder desahogarme. Mi tarea es: el autocontrol.

A pesar de esa falta de estilo algunas cosas que he escrito han sido publicadas o reseñadas en otros medios como:

En el periódico El Colombiano digital publicaron una nota que escibí sobre Medellín la cual también reseñaron en la primera página de la edición impresa, vea la nota ACÁ

En La Silla Vacía fue publicado un artículo, escrito antes de la segunda vuelta para las elecciones presidenciales de 2010, el tema fue analizar como cambiaría mi vida después de las elecciones analizando a los dos candidatos.  Puede ver el artículo ACÁ soy el último de la lista y debe leer primero el lado izquierdo color naranja

En Semana.com reseñaron el blog con respecto a una entrada sobre cómo fue el día de la segunda vuelta presidencial de las elecciones de 2010, vea la reseña ACÁ. es el primer blog reseñado de seis, dentro de los cuales se encontraba el del caricaturista Vladdo.

En el portal www.soyperiodista.com fue destacado el artículo llamado: Error matemático el 30% del censo electoral es mayoría. Adicionalmente a esto, este portal produce una revista virtual, la cual puede encontrar a través del portal www.revisterovirtual.com. Para la segunda edición de la revista virtual Soy Periodista este artículo también fue seleccionado, puede encontrarlo ACÁ en las pagina 6 y 7. 

Adicionalmente a este blog también hago parte del comité de redacción del e-magazine www.revistaclaroscuro.com del cual soy co-fundador.

Espero poder seguir contando con sus visitas.

11 de julio de 2010

¿Qué, no hay nada que me indigne más…?

Desde que la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó sentencia y condenó al Estado colombiano por el asesinato de Manuel Cepeda, ha pasado de todo. Yo inicialmente quise profundizar sobre el tema y demostrar con el material periodístico disponible como se manipula la opinión pública en Colombia y como en muchas ocasiones,  terminan los medios alejándose de su vocación informativa para convertirse en unos canales de desinformación sin control alguno, escudados en la libertad de prensa y en la libertad que tienen para opinar.
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A pesar de mi indignación por las injusticias que - a mi juicio- cometen los medios, preferí esperar para recopilar más información sobre el tema y para que se me bajara un poco la rabia que tenía, y así el viernes por la noche poder escribir con más argumentos y objetividad.
Sin embargo, el viernes en la mañana leyendo El Espectador.com, me quedé estupefacto con la noticia que hablaba sobre la indemnización que pretende obtener Ingrid Betancourt del Estado colombiano, fue tal el desconcierto que no pude escribir nada sobre la condena al Estado colombiano por parte del CIDH como tampoco sobre lo de Ingrid.

Realmente lo que me estaba sucediendo, era que  en una semana algunos colombianos habían logrado hacerme sobrepasar el nivel promedio de la indignación, recordé la frase “no hay nada que me indigne más que…” y yo siempre había creído que en mi caso personal la respuesta era la << injusticia >> y aunque así es de manera general,  la palabra que mejor  define estos dos caso que brevemente trataré es << soberbia>>.

En el caso del asesinato de Manuel Cepeda, la CIDH falló a favor de las víctimas y estipulo unas pautas para la reparación, dentro de las cuales se define el método mediante el cual el presidente de Colombia debe pedir perdón, habla de la creación y trasmisión de un documental, y de una suma económica para la familia.
Como era de esperarse, el gobierno Uribe no ha querido acatar este fallo en los términos establecidos. Seguramente porque considera que la justicia no debe obrar en derecho sino ser parte del ejecutivo, así sea un organismo internacional. De ahí que el primer mandatario nos tenga acostumbrados a defender con vehemencia a cualquier funcionario suyo,  sin preocuparse por conocer los detalles de los procesos, casos como los de: los directores del DAS, el del Coronel Plazas Vega, el de Uribito, el de Mario Aranguren etc., son ejemplos en los cuales finalmente se han determinado responsabilidades mayores, inclusive actos ilegales y ni ante las pruebas Uribe considera la posibilidad de aceptar su responsabilidad por elegirlos o simplemente por lanzar juicios irresponsables.

Recordemos el caso del alcalde del Roble, Sucre, el alcalde señaló en pleno consejo comunal las amenazas de muerte que le habían hecho e indicó, que en caso de ser asesinado el responsable sería el entonces gobernador de Sucre Salvador Arana. Uribe ante esta denuncia tomo dos acciones, la primera pedirle al alcalde del Roble respeto para con el honorable gobernador Arana y la segunda fue, que a los pocos días de ocurrido el anunciado asesinato del alcalde, enviara a Arana de embajador a Chile. Hoy Arana está cumpliendo  una condena de 40 años. Sin suspicacias y con solo lógica, podemos concluir que Uribe es un pésimo juez, es demasiado ingenuo, aunque no lo parezca, como diría su lacayo Barreras, es igual al Chavo, porque  “Se aprovechan de su nobleza”.

Hasta este punto tenemos que hay una sentencia de CIDH y a un Uribe que no cree en los jueces. Pero esto no sería problema si no tuviera tanto poder, tiene el poder que le da el Estado y tiene el poder de los medios de comunicación que están a su servicio, RCN, CityTV, El Tiempo, El Colombiano, etc., entonces, para contrarrestar lo dicho en la sentencia con relación al asesinato de Manuel  Cepeda,  prepararon toda la artillería necesaria, el fin, destrozar a la víctima, sin ocultar el odio que le tienen por su posición política y principalmente por el activismo en temas relacionados con la violación de derechos los humanos.

Empezaron a atacar los principales lacayos del uribismo, el obtuso Andrés Felipe Arias con una columna grotesca en El Colombiano y reforzado por el siempre perro fiel de José Obdulio Gaviria con una columna en El Tiempo, la cual a mi juicio, no era más que un agravio al asesinado líder del UP. Hoy en Semana está presente el que faltaba por salir al ataque, Alfredo Rangel repitiendo las mismas ideas insulsas de sus hermanos.

Fundamentalmente estos personajillos seguidores de la doctrina uribista, consideran que la rama judicial es innecesaria para el país. Es claro que no lo pueden afirmar abiertamente, sin embargo, las actitudes en contra del poder  judicial no obedece a un capricho del primer mandatario, sino a unos mandamientos uribistas, se podría comparar con la esencia del paramilitarismo, hacer justicia por sus propias manos.

En el caso del asesinato de Manuel Cepeda se señala un crimen de Estado. Los uribistas no están de acuerdo (raro), dicen que fue un crimen hecho por tres militares y con apoyo de paramilitares, pero que no era una política de Estado. Sin embargo, se necesita ser muy ignorante para no saber que el Estado debe garantizar que se respeten los derechos de los colombianos –como el derecho a la vida-  en el caso de Cepeda, este no fue protegido ante las evidentes amenazas de muerte. Siendo así, la omisión hace parte de la responsabilidad estatal, es decir, no lo manto sino lo dejo matar, eso por una parte.

Por la otra salen los uribistas a exigir a Iván Cepeda que pida perdón por algo que él no ha hecho y que manifieste su rechazo hacia las FARC. La pregunta es ¿Quiénes se creen los uribistas?, una cosa es la sentencia de la CIDH y otra cosa son tres payasos escribiendo babosadas. No hay nada que obligue a Cepeda a admitir algo que la justicia no a juzgado y en el hipotético caso que Ivan Cepeda considerara verdaderos los señalamientos que hacen sobres su padre, ¿qué intenciones tendría de hacer algo sugerido por las personas que han utilizado el poder del Estado y de los medios para atacarlo inclementemente?. Pero dentro de la doctrina paramilitar de los uribistas se ve el asesinato de Cepeda como justo, no entiende la importancia del respeto al derecho a la vida y a un juicio con todas las garantías, desde este punto de vista podríamos decir que se acerca más al fascismo.

En el supuesto caso de que todas las acusaciones contra Cepeda hubieran sido ciertas,  el gobierno estaba obligado a protegerlo y a juzgarlo por rebelión, pero nunca debió dejarlo matar o matarlo, eso para mí no es claro, pero lo seguro es que no hay una tercera opción.

¿Qué relación hay entre la sentencia de la CIDH y las acusaciones que 16 años después hacen los uribistas a Manuel Cepeda?, seguramente la misma relación que hay entre la toma de Palacio de Justicia por parte del M19 y los desaparecidos que salieron vivos de palacio en manos del ejército. La conclusión para este punto es sencilla, no hay relación, son dos temas independientes, pero es el mecanismo que utilizan los uribistas para distraer y desinformar.

La soberbia los lleva a ser estúpidamente injustos y son tantas las artimañas que usan que a Iván Cepeda no le quedó sino decir algo como que  “de forma indirecta Uribe es responsable de la muerte de mi papá, porque bajo la gobernación de Antioquia se crearon las Convivir que fueron las que dieron origen al paramilitarismo”, eso es igual de ilógico que todo lo que dicen lo uribistas, porque ¿qué fue primero, la guerrilla o los paramilitares? Y solo con eso el argumento se queda sin piso, sin embargo,  creo que cualquiera trata de desahogarse de como sea, sobre todo teniendo en cuenta que le mataron al papá, que tuvo que vivir en el exilio  y ahora  tenerse que aguantar el ataque permanente de la gavilla de pícaros uribistas,  eso lo hace decir cosas no muy inteligentes; no lo justifico, pero lo entiendo.

Yo no defiendo a Manuel, ni a Iván Cepeda, no sé, si el papá tuvo vínculos con la guerrilla y si el hijo los tiene, realmente eso lo deberá determinar la autoridad competente, pero lo que no es justo es que se distraiga a la opinión pública a través de columnas de opinión, que no son más que cartas emocionales orientadas a distraer, sin ningún sustento jurídico válido. Por qué si pudieron meter a la cárcel a la persona que amenazó a través de Facebook a Jeronimo Uribe, no lo han podido hacer con Iván Cepeda si supuestamente tiene vínculos con las FARC, creo que simplemente, porque no los tiene, si tuvieran pruebas ya tendrían la foto de él al lado de la de Cano y todos los caza-recompensas estarían confundidos de quién es cual.

Y cambiando el tema con relación a Betancourt, solo hay un par de cosas que decir, que ella si tiene unos daños psicológicos profundos, pero, los sufría desde antes de caer en cautiverio, el solo hecho de ir al Caguan así lo demuestra.

Hasta ahora ninguna de las víctimas del terrorismo de: Pablo Escobar y de los Pepes, de los guerrilleros, paramilitares y de la delincuencia común han culpado al Estado por su suerte, o por lo menos si lo han culpado, no han intentado afectarlo más con pretensiones económicas como las de Betancourt. Eso es absurdo, si un borracho va manejando y mata a alguien, debe responder por sus actos, pero nadie culpa al Estado argumentando que debió tener un reten de control para que ese accidente no ocurriera, bueno y peor si el atropellado va pasando por debajo de un puente peatonal, que para el caso de Betancourt sería la analogía del perfecta.

Lo importante es tener en cuenta quien es la víctima y quien el victimario. Para Betancourt el victimario fue el Estado y no las Farc, definitivamente esto obedece a un tara por el lado Pulecio que les impide reconocer la realidad, no identifican roles y desvarían con facilidad.

Lo importante es que después de la marcha del 4 de febrero de 2008 en contra de las FARC hoy nuevamente nos unimos los colombianos - sin polarizaciones- para repudiar la actitud de Ingrid Betancourt.
No hay mal que por bien no venga.