9 de septiembre de 2012

La Paz y el Ego



Esta semana me acompañaron de cerca estos dos temas y finalmente encontré un gran punto de encuentro entre ellos.

Creo que el ego esta presente en cada uno de nosotros y en ese sentido es pertinente hacer una precisión. Un ego grande y fuerte nunca es sinónimo de falta de inteligencia, dicho de otro modo considero que personas inteligentes y exitosas pueden ser grandes egocéntricos.

Yo soy una persona de pocos amigos por lo que generalmente mi encuentro con la realidad se da a través del trabajo y de las redes sociales en donde encuentro grandes manifestaciones del ego.

Debo reconocer que las posiciones que estoy tomando y en adelante tomaré con relación al ego obedecen al vago y popular concepto que en la calle se tiene de él. Es un hecho que desconozco estudios profundos sobre el tema por lo que  me basaré fundamentalmente en mi percepción, así que ¡manos a la especulación!.

No quiero entrar con definiciones muy filosóficas porque no estaría haciendo nada más que tratar de timarlos y sería un claro ejemplo de que estaría dejando de escribir para poner al ego a trabajar. Pienso –fue un milagro lograrlo-  que el ego no es ese demonio interior que quiere que creamos que somos más de lo que en realidad somos y que también nos empuja a tratar de hacer los mejores esfuerzos para lucir de una forma más “cautivadora”, forma que solo tiene sentido para sus esclavos.

Voy a intentar dar unos cuantos ejemplos que pueden ilustrar mi ejemplo. Es tal la necesidad del ego de sobre salir que empuja permanentemente a sus súbditos a velar por lucir bellos y sexys fundamentalmente en donde pueden jugar con la ilusión óptica, es así como encontramos unas hermosas fotos de perfil en las redes sociales que han pasado por el Instagram u otra aplicación de edición de fotos, después de unos cuantos filtros, marcos y desenfoques nos encontramos con el reflejo de artistas de Hollywood muy distantes de la imagen real del fotografiado, es claro que la intención es evitar una imagen fea, ingenua, estúpida, desgreñada o andrajosa y lo logran, pero inmediatamente me surgen algunas preguntas como ¿por qué queremos vernos mejores a como en realidad somos?, ¿qué necesidad hay de exponer cada compra, cada comida, cada viaje en las redes sociales?, ¿qué necesidad hay de exhibirse?.

Eso no tiene una respuesta más allá del ego y se evidencia cuando la gente desaparece de las redes sociales porque, por lo general, esa ausencia no obedece a nada diferente a que las cosas andan mal o simplemente hay un período de estancamiento, eso se traducen en que no hay que mostrar y no hay a qué hacerle culto.

Quiero excluir de mis comentarios a aquellos que tienen hobbies porque realmente para ellos las redes sociales si cumplen su propósito el cual es compartir sus pasiones con personas que están, en muchos casos, lejanos geográficamente. Claro está que nunca consideraré un hobby ufanarse de los logros y demostrar la capacidad de ser personas de mundo y por supuesto de éxito.

Estoy consiente de que esto parece más una crítica que una reflexión, pero les aseguro que no es así, acá el tema no es la forma, es decir, las redes sociales, el asunto que me invita a escribir es la triste historia que me encuentro cada día en el camino, esta que lleva a la gente a pensar que uno vale por lo que tiene y que el “tener” es un premio por lo que uno es, esa es una terrible asociación, además de mal analizada, porque si analizamos los grandes egos cuando golpean a sus esclavos el mensaje que les manda es injusto no tener lo que se “merecen”, cuando lo correcto sería pensar que lo que tienen no es nada más de lo que en realidad se merecen. Y acá la conclusión si debe ser que el ser no tiene ninguna relación con el tener.


Definitivamente sería maravilloso poder vivir en un mundo donde la gente fuera feliz por ser quien es y no por tener lo que tiene. Aunque se que en este punto usted amigo lector dirá que el día que yo tenga algo entenderé la importancia del tener y posiblemente podría tener razón, a mi me quedan mis dudas, porque a mi la vida me ha dado y quitado cosas, y como dice el sabio Diomedes Díaz en la canción La Voz de mi Pueblo “Dios a mi me ha dado lo necesario, vivo agradecido de su labor, a veces he tenido mi tropezón y cuando voy cayendo me da la mano, vuelvo y me paro, sigo adelante pero no dejo de ser quien soy”.

Para mi es claro que tener no es malo, como también es claro que lo que tenemos no nos define, cuando hablo de cosas me refiero tanto a los bienes materiales como a la imagen, a los logros profesionales o académicos, nosotros no debemos cimentar nuestras vida sobre aspectos tan efímeros y relativos, porque siempre vamos a encontrar personas más ricas, más bellas y más inteligentes, entonces, si nuestra vida se fundamenta en esos aspectos tan básicos seguro le daremos una gran oportunidad al ego de darnos una bofetada cada vez que se le venga en gana.

Bueno y seguro se estarán preguntando ¿lo de la paz que tiene que ver? la respuesta es simple, nada, no tiene que ver nada, solo que hice un ejercicio de desprendimiento de la imagen, para que no digan “el cura predica pero no aplica” e hice un video sin filtros, sin libreto, sin una encantadora imagen en donde me atreví a ser yo, sin vergüenza de serlo, solo una reflexión sobre el proceso de paz.

La paz sea con nosotros.

1 comentario:

micifu dijo...

Astuto, sagaz, sutil y mañoso así es el mío. Sencillamente hermoso. Mi ego y yo nos la llevamos muy bien; el lío es que el ego de cada uno es eso, de cada uno, no es para compartir. Y discúlpeme pero si es un demonio un total demonio.