25 de noviembre de 2012

La puta educación


He tenido dos semanas muy particulares. Quizá es porque mi existencia termina contaminando la pequeña porción del mundo que conozco y ese turbulento y caótico nido de ideas incongruentes entre ellas pero dueñas de una sola verdad logra transformar un efímero e inexistente infierno mental en una realidad quizá más cruel a la que me había atrevido a imaginar.
Templo?
El once de noviembre celebre por la independencia de Cartagena de los ladrones españoles, porque de los locales no ha sido capaz de hacerlo, partí en un viaje de ocho días por la región Caribe, pasé las noches en los departamentos de Córdoba, Magdalena, Guajira y Cesar, fue increíble como me trasporté 30 años atrás y recordé los momentos vividos en las sabanas de Córdoba y Sucre, cuando una camiseta azul con un Snoopy que descansaba sobre un mil novecientos ochenta y dos me hacía felíz.
Uribia
En cada kilómetro recorrido los recuerdos venían y se iban para dejar espacio a otros. Pasar por el Boulevard de Simón Bolívar -el célebre Simón Boloncho- con sus ‘picós’ a retumbar,  recordar los momentos románticos y no tan románticos al pasar por la entrada al Parque Tayrona y finalmente llegar a la Guajira ver sus indígenas, los que a principios de los años noventa cuando los barranquilleros hacíamos mercado en Maicao me asustaban por sus guayucos (ya no se ven) y expresiones adustas hoy los veía con otros ojos, los del adulto que entiende el abandono en que los tiene el Estado.
En el Tayrona
Finalmente el dieciocho de noviembre llegué nuevamente a Bogotá con la cabeza distraída. Las obligaciones del trabajo y la realidad del país no me perturbaban como de costumbre, nada me agobiaba, nada me hacía sentir mal.

Solo esperaba que fuera diecinueve de noviembre para saber que ya tenía un año menos de vida y como de costumbre en el día de mi cumpleaños -me despertó la misma pesadilla que desde los noventa me persigue- en la pobre voz de Carlos Vives un susurro dice “Diez y nueve de noviembre después de tanto sufrimiento…” y realmente pasan los años pero no logro “declararme libre como el viento”, que más quisiera “mi dulce bien”.

Este cumpleaños no lo voy a olvidar gracias a la Corte Internacional de Justicia de la Haya. Fue el momento en donde volví a encontrarme con la realidad que había olvidado por no más de siete días, las reacciones de muchos fueron más ordinarias y desproporcionadas que la misma decisión que tomó la CIJ, sin lugar a dudas, más allá de si el veredicto fue justo o no, es claro que el gobierno colombiano está en la obligación de hacer hasta lo imposible por recuperar algo, no del terreno perdido, sino del mar perdido a través de las herramientas jurídicas y a la luz del derecho internacional, pero jamás  por vías de hecho. Tomar una actitud vandálica como la propuesta por algunos compatriotas solo nos dejaría como unos delincuentes.

Es duro perder, sin duda, pero es mucho más duro perder la dignidad porque si aceptamos ir a CIJ y acatar su decisión como lo indicó lo  haríamos nuestro presidente del momento, el Dr.Uribe en la Cumbre del Grupo de Rio en 2008 , lo mínimo que debemos hacer es respetar nuestra palabra.

Es inadmisible que solo aceptemos los fallos que nos convienen, que tal sería si todos decidiéramos desacatar el pico y placa con el argumento de que circulamos menos días pero pagamos los mismos impuestos de rodamiento.Creer que con decir que asumimos las consecuencias el gobierno distrital va a cambiar de decisión. Estaríamos haciendo lo mismo, exponernos a un conflicto bélico internacional con el único argumento de que nunca nos imaginamos  que podría llegar a tomarse una decisión tan arbitraria como la que se tomó, no tiene sentido, hablar solo de que debe primar la costumbre cuando los mapas muestran la realidad es un argumento, por decir lo menos, ingenuo. Sin lugar a dudas hubo despreocupación del anterior gobierno por las consecuencias de un fallo como este y claro ahora entendemos que no partieron del principio de respetar la decisión sino en el peor de los casos solucionar con plomo lo que con argumentos no fueran capaces.

Por fortuna cada vez los colombianos estamos discerniendo más y no nos dejamos llevar por los instintos animales, solo con leer los artículos del fin de semana del El Tiempo y de la Revista Semana  nos damos cuenta que por lo menos los periodistas mantienen el sentido común.Pero como la realidad supera la ficción en plena discusión sobre el tema de La Haya en el justo momento en que me disponía a escribir sobre el tema, con un tono quizá muy lejano al que estoy usando en este momento, recibí la triste noticia que enlutó al periodismo colombiano, la muerte de Ernesto McCausland y eso me dejó literalmente sin palabras, mi último recorrido por la Región Caribe sin duda me había dejado con la sensibilidad a flor de piel y con el Mundo Costeño vivo en mi memoria, es triste para mi recordar aquellas crónicas llenas de sabor Caribe, ese Caribe que muchos desconocen incluyendo a los costeños que están más familiarizados con el Dolphin Mall  que con el puente de Calamar o la Palma de Iraca de Usiacurí, realmente es doloroso perder un digno representante de la crónica, del Caribe y del periodismo; un ser humano maravilloso que no se dejó deslumbrar por nada diferente a su Caribe. Vale la pena leer la semblanza que le hace Gossaín hoy en El Tiempo 

Pero este “mosaico navideño” de ideas que viajan de los recuerdos de infancia, pasando por las posturas sociales y políticas de los colombianos hasta llegar a la muerte de la gente buena y valiosa no se podía quedar sin el “cañonazo de fin de año” sería el LP de música tropical sin la modelo sexy. El cañonazo final es que a esos tres eventos se le sumó el informe del primer periodo escolar de mi hija, eso en mi época se llamaba entrega de notas, sería porque me tocaban las vacaciones cortas a mitad de año, no pagaba bono y no me hablaban en inglés; pero en fin, el punto es que la elección del colegio de ella no fue fácil porque más allá del renombre de la institución lo que quisimos fue apostarle a un proyecto educativo humanista. 

Hoy considero que no fue equivocada la elección porque dentro del reporte de evaluación de la alumnita encontré que además de las áreas que todos conocemos le evaluaron aspectos como: independencia de espíritu, respeto a valores y creencias diferentes a los de ella; comprensión de los principios del razonamiento moral, toma de decisiones acertadas a partir de técnicas de reflexión crítica y creativa, exploración de su autonomía, búsqueda de información a través de cuestionamientos propios, recepción y expresión de ideas con confianza; identificación de debilidades y fortalezas propias, finalmente analizan si demuestra coherencia y equilibrio entre la salud mental, personal y física.

Creo que a partir de una educación con este enfoque mi hija que hoy tiene cuatro años cuando tenga la edad del ex mandatario será incapaz de considerar que no respetar la ley será una opción, será incapaz de pasar por alto las opiniones de otros porque quizá no las compartirá pero lo fundamental será respetarlas y a partir de eso construir un mejor país. Los adultos de hoy traemos una pobre educación humanista pero así como tenemos remedos de periodistas como José Obdulio o Fernando Londoño parcializados y obtusos tenemos ejemplos como los de McCausland y Gossaín quienes decidieron ver el mundo más allá del límite de las montañas y se encontraron con el horizonte en el mar.

Estas mil doscientas palabras solo para concluir que el problema de este país es la puta educación.

23 de septiembre de 2012

Un mundo naturalmente injusto


Definitivamente vamos –sin duda- por el camino equivocado y no lo planteo simplemente desde la perspectiva del colombiano sino desde el camino que como seres humanos hemos construido, un camino a la autodestrucción. No pretendo entrar en una discusión teológica con relación al origen y mucho menos quiero entrar a analizar el libre albedrío, simplemente seguiré haciendo el mismo análisis al cual recurro para argumentar situaciones propias del hombre y es tratar de entender que tan naturales son nuestras acciones, si están o no, en armonía con la Pachamama.


El asunto que pienso está muy enredado y no se le ve solución, a menos que haya una invasión extraterrestre, es el de la justicia, hemos querido construir un planeta justo en un mundo naturalmente injusto. No quiero dejar la sensación de estar pasando por un problema personal complicado porque si es así no soy consciente de eso, por otra parte no me gustaría deja la sensación de estar haciendo un comentario irresponsable al mejor estilo de José Obdulio, por lo que recurriré a cinco ejemplos que me ayudan a contextualizar el planteamiento.

Es un hecho casi inobjetable –digo “casi” para huirle a los filósofos, teólogos y demás seres dueños de la verdad- que la naturaleza es menos imperfecta que el hombre, en consecuencia sería importante observarla, interpretarla y actuar de acuerdo con sus planteamientos estructurales. El planteamiento que desde el primer homo sapiens, que no estoy seguro ahora si se trataba de un tal Adán, en el que hemos fallado como raza humana es el de haber querido estructurar una sociedad justa.

El planeta es, sin lugar a dudas, un planeta injusto y los podemos observar fácilmente en:

La cadena trófica evidencia como sobreviven los fuertes devorando a los débiles y solo con el propósito de recargar energías, buscando mantenerse vivos, nosotros hemos querido hacerle trampa a ese orden jurídicamente porque en la práctica somos los depredadores más inclementes, hemos tenido la capacidad absoluta de extinguir millares de especies y en un porcentaje importante impulsados por la vanidad humana en la búsqueda de vestidos exóticos, de alimentos afrodisíacos o para decorar con el peor de los gustos una excéntrica sala. Pero es claro que más allá de nuestro papel depredador la cadena trófica es un ejemplo palpable de injusticia donde los débiles terminan en las fauces de los fuertes.
    
Los recursos naturales limitados es increíble que la mayoría de la población no tenga conciencia de que la tierra tiene un límite espacial, que la medicina avanza para que las madres sean más fértiles y la raza humana sea  más longeva, esto hace una mezcla infernal, es una ecuación apocalíptica en donde cada vez hay más seres humanos que viven más años en un planeta, en un planeta  que no crece y del cual depende su subsistencia, la cual se base en el agua, el agro, la ganadería, la minería, la pesca, etc., pero lo inevitable es que esos espacios destinados a esas actividades productivas necesariamente van a terminar siendo ocupados por los millares de millones de seres humanos que siguen naciendo y entonces la pregunta que surge es ¿de qué van a vivir?, y digo “van” porque yo no voy a estar por acá, la explicación está en la metempsícosis, ya mi alma está en su última transmigración.

Combustibles fósiles es otro de los aspectos más complejos es que en búsqueda de la justicia humana hemos sido terriblemente injustos con el planeta, este se tardó milenios tratando de crear la atmósfera necesaria para que se diera la vida humana y eso implicó enterrar a miles de kilómetros todas las sustancias que afectaran nuestro ambiente. Y en un acto genial, con el progreso como bandera y la industria como medio de locomoción decidimos hacer que el mundo se moviera desenterrando estas sustancias, que además de ser nocivas son limitadas, igual acá surge otra pregunta ¿qué se acabará primero, la raza humana o los combustibles fósiles?, creo que la analogía perfecta para lo que hemos hecho, puede ser la de comprar una cantidad gigante de heroína y comenzarla a consumir averiguar que se acaba primero si la heroína o nosotros .

Un planeta de todos o de nadie. Al principio de los días el planeta era de todos o mejor dicho de nadie, pero en busca de la justicia se nos ocurrió la brillante idea de dividirlo y comenzar a derramar sangre por definir quién tenía derecho a más o a menos, lo cierto es que se han encontrado soluciones prácticas en donde el cielo puede ser ya una buena alternativa para tener más que repartir, por lo que no faltará mucho para que el espacio superior de la tierra le pertenezca a algún monopolio, por lo que no bastará comprar solo el terreno sino los metros cúbicos que necesite para construir sobre él. Es un hecho que las limitaciones sobre la propiedad son en parte los grandes detonantes de los más sangrientos conflictos humanos.

La especialización. Finalmente en un mundo de todos donde había una evolución natural y las especies se autorregulaban, llegó el ingenioso hombre a ponerle justicia a un planeta que era de todos y que sin nuestra ayuda le quedarían muchos miles de millones de años más por delante que los que hoy se le pueden pronosticar. Quizá cuando éramos un poco más ignorantes y nos le “medíamos a todo” había una esperanza, la del hombre sabio, la de aquel ser interesado en saber y entender de todo, más allá de Protagonistas de Nuestra Tele y de Desafío 2012, hombres altruistas interesado en un mundo mejor. Hoy en nombre de la justicia lo importante es ser un experto y eso nos lleva a ser incapaces de interpretar la naturaleza, nos limita, como a los caballos lo hacen los tapaojos, reduce la perspectiva y nos lleva a ser obtusos en las consideraciones universales.

De manera general nos hemos convertidos en los “Paladines de la Justicia” sin entender que esa “justicia” nos está matando, quizá si partiéramos de la imperfección, es decir, de lo injusto lograríamos mejores resultados o por lo menos garantizaríamos un final algo digno, pero sin duda cavamos como zombis nuestra fosa común y seguiremos lanzándonos a ella convencidos de nuestra inteligencia creadora.

El mundo está 'patas arriba' y las grandes discusiones que se están dando se concentran en: los derechos patrimoniales de los homosexuales, una lucha primitiva entre homofóbicos que según estudios se necesita ser muy marica para ser homofóbico, y la comunidad LGBTI; por otra parte está planteada la discusión sobre la libertad de expresión donde muchos justifican la sangre que se derrama por irrespetar al profeta Mahoma y otros consideran que no se pueden reprimir la libertad de expresión por temor a la reacción islámica y si nos vamos al ámbito político, las cosas no son mejores, en general, las discusiones políticas tienen un componente de vanidad que va más allá de la lógica y de un propósito de construir mejores seres humanos y en consecuencia un mejor planeta.

Es inadmisible que en pleno siglo XXI las discusiones se sigan dando en función de las creencias, de los prejuicios y las vanidades, en la mayoría de casos desconociendo la ciencia y principios elementales de convivencia, claro está qué, la ciencia no está observando la naturaleza como punto de referencia para tratar de darle un poco de orden a este caótico y justo paraíso demoníaco.

Creo que cada vez, serán o seremos, más los desequilibrados mentales porque para entender este mundo hay que tener algo de desquicio, no falta mucho para ver como toman fuerza los Freegans y como para muchos resultará laudable su propósito, sin embargo, sin una publicidad engañosa y sin unos genios estudiosos de la psicología del consumidor detrás de esos mensajes, será imposible que logren llegar a hacer una movilización lo suficiente estruendosa que permita hacerles entender a los zombis que el camino los lleva a una fosa común.

Hemos terminado destruyendo el planeta y la raza humana en nombre del progreso y de la justicia, convirtiéndonos inconscientemente en el último eslabón de la cadena trófica, es decir, en unos carroñeros sobrevolando un planeta de moribundos buscando como sobrevivir.

9 de septiembre de 2012

La Paz y el Ego



Esta semana me acompañaron de cerca estos dos temas y finalmente encontré un gran punto de encuentro entre ellos.

Creo que el ego esta presente en cada uno de nosotros y en ese sentido es pertinente hacer una precisión. Un ego grande y fuerte nunca es sinónimo de falta de inteligencia, dicho de otro modo considero que personas inteligentes y exitosas pueden ser grandes egocéntricos.

Yo soy una persona de pocos amigos por lo que generalmente mi encuentro con la realidad se da a través del trabajo y de las redes sociales en donde encuentro grandes manifestaciones del ego.

Debo reconocer que las posiciones que estoy tomando y en adelante tomaré con relación al ego obedecen al vago y popular concepto que en la calle se tiene de él. Es un hecho que desconozco estudios profundos sobre el tema por lo que  me basaré fundamentalmente en mi percepción, así que ¡manos a la especulación!.

No quiero entrar con definiciones muy filosóficas porque no estaría haciendo nada más que tratar de timarlos y sería un claro ejemplo de que estaría dejando de escribir para poner al ego a trabajar. Pienso –fue un milagro lograrlo-  que el ego no es ese demonio interior que quiere que creamos que somos más de lo que en realidad somos y que también nos empuja a tratar de hacer los mejores esfuerzos para lucir de una forma más “cautivadora”, forma que solo tiene sentido para sus esclavos.

Voy a intentar dar unos cuantos ejemplos que pueden ilustrar mi ejemplo. Es tal la necesidad del ego de sobre salir que empuja permanentemente a sus súbditos a velar por lucir bellos y sexys fundamentalmente en donde pueden jugar con la ilusión óptica, es así como encontramos unas hermosas fotos de perfil en las redes sociales que han pasado por el Instagram u otra aplicación de edición de fotos, después de unos cuantos filtros, marcos y desenfoques nos encontramos con el reflejo de artistas de Hollywood muy distantes de la imagen real del fotografiado, es claro que la intención es evitar una imagen fea, ingenua, estúpida, desgreñada o andrajosa y lo logran, pero inmediatamente me surgen algunas preguntas como ¿por qué queremos vernos mejores a como en realidad somos?, ¿qué necesidad hay de exponer cada compra, cada comida, cada viaje en las redes sociales?, ¿qué necesidad hay de exhibirse?.

Eso no tiene una respuesta más allá del ego y se evidencia cuando la gente desaparece de las redes sociales porque, por lo general, esa ausencia no obedece a nada diferente a que las cosas andan mal o simplemente hay un período de estancamiento, eso se traducen en que no hay que mostrar y no hay a qué hacerle culto.

Quiero excluir de mis comentarios a aquellos que tienen hobbies porque realmente para ellos las redes sociales si cumplen su propósito el cual es compartir sus pasiones con personas que están, en muchos casos, lejanos geográficamente. Claro está que nunca consideraré un hobby ufanarse de los logros y demostrar la capacidad de ser personas de mundo y por supuesto de éxito.

Estoy consiente de que esto parece más una crítica que una reflexión, pero les aseguro que no es así, acá el tema no es la forma, es decir, las redes sociales, el asunto que me invita a escribir es la triste historia que me encuentro cada día en el camino, esta que lleva a la gente a pensar que uno vale por lo que tiene y que el “tener” es un premio por lo que uno es, esa es una terrible asociación, además de mal analizada, porque si analizamos los grandes egos cuando golpean a sus esclavos el mensaje que les manda es injusto no tener lo que se “merecen”, cuando lo correcto sería pensar que lo que tienen no es nada más de lo que en realidad se merecen. Y acá la conclusión si debe ser que el ser no tiene ninguna relación con el tener.


Definitivamente sería maravilloso poder vivir en un mundo donde la gente fuera feliz por ser quien es y no por tener lo que tiene. Aunque se que en este punto usted amigo lector dirá que el día que yo tenga algo entenderé la importancia del tener y posiblemente podría tener razón, a mi me quedan mis dudas, porque a mi la vida me ha dado y quitado cosas, y como dice el sabio Diomedes Díaz en la canción La Voz de mi Pueblo “Dios a mi me ha dado lo necesario, vivo agradecido de su labor, a veces he tenido mi tropezón y cuando voy cayendo me da la mano, vuelvo y me paro, sigo adelante pero no dejo de ser quien soy”.

Para mi es claro que tener no es malo, como también es claro que lo que tenemos no nos define, cuando hablo de cosas me refiero tanto a los bienes materiales como a la imagen, a los logros profesionales o académicos, nosotros no debemos cimentar nuestras vida sobre aspectos tan efímeros y relativos, porque siempre vamos a encontrar personas más ricas, más bellas y más inteligentes, entonces, si nuestra vida se fundamenta en esos aspectos tan básicos seguro le daremos una gran oportunidad al ego de darnos una bofetada cada vez que se le venga en gana.

Bueno y seguro se estarán preguntando ¿lo de la paz que tiene que ver? la respuesta es simple, nada, no tiene que ver nada, solo que hice un ejercicio de desprendimiento de la imagen, para que no digan “el cura predica pero no aplica” e hice un video sin filtros, sin libreto, sin una encantadora imagen en donde me atreví a ser yo, sin vergüenza de serlo, solo una reflexión sobre el proceso de paz.

La paz sea con nosotros.