2 de julio de 2012

Hay que serle infiel a la soledad


Yo siempre he sido muy reacio a contar historias personales, claro está que todo lo que  escribo es el resultado mis propias vivencias -sin duda este fue un comentario obvio y por ende bobo- sin embargo lo que quiero es dejar expreso que me cuesta mucho sacar esa quinceañera que llevo dentro para comenzar a escribir mi diario.

Grupo Monguí
El Grupo de Ballet
Pero hoy voy a hacer una excepción y de manera general voy a contar, sin detalles, cómo descubrí el agua tibia.

Realmente a diario vivo sin prejuicios y a la gente con que trabajo trato de venderles la idea de la importancia de ser uno, más allá del entorno, siempre teniendo en cuenta no vulnerar los derechos de los demás y en lo posible tratar de no llamar la atención con formas singulares.

Las formas llamativas, por lo general, se roban toda la atención y no dejan ver fondos interesantes. Por alguna extraña razón los seres humanos nos dejamos llevar por lo estético,  por lo que conocemos y lo diferente por muy bueno que sea no lo logramos descifrar con facilidad, fundamentalmente, porque no tenemos puntos de comparación y porque “gozamos” de un criterio perezoso.

Pensar en que es mejor mantener un bajo perfil hace que uno comience a volverse introvertido porque no es fácil identificar las propias particularidades. Y esto no deja de ser un riesgo  por lo fácil que resulta enamorarse perdidamente de la soledad que sin duda es una inmejorable compañera pero que a la larga su aporte es mínimo si no hay que compartir con ella, cuando ella lo es todo.

Bueno y aunque no es fácil encontrar con quién serle infiel a la soledad, no es imposible, muchos entusiastas enamorados del amor buscan la pareja ideal para compartir la vida y vivir junticos, algunos como yo, no vemos esto como una alternativa.

Quiero ser claro que no es que esté en desacuerdo con el matrimonio, ni que crea que los matrimonios no pueden durar toda la vida, no sé si se puedan amar toda la vida pero de que pueden convivir, pueden hacerlo.

Aunque me estoy desviando un poco del tema creo que es justo -con usted lector- dejar claro mi punto de vista,  lo cierto es que creo que el matrimonio no es natural, creo que no resulta ser más que un método invasivo que vulnera el desarrollo de la libre personalidad y la privacidad.

Salir a hacer mercado los días  1, 15, 16, 30 o 31 del mes debería estar prohibido así no haya nada en la nevera,  así como debería ser opcional asistir a los eventos familiares del cónyuge, porque a los propios creo que nadie tiene obligación alguna, pero sin lugar a dudas debería estar totalmente prohibido repetir preguntas de forma insistente en periodos menores a cinco minutos,  cuando la respuesta inicial ha sido “nada”, estas preguntas a las que me refiero son:  “¿qué tienes?”, “¿te pasa algo?”, “¿hice algo?”, “¿tienes rabia?”, “¿por qué estás tan callado?” pero la peor de todas, la más descabellada e invasiva es “¿qué piensas?”  porque a esa pregunta solo dan ganas de contestar “si supieras lo que pienso nunca te habrías metido conmigo”.

Por todo esto es que pienso que uno debe convivir por períodos no mayores a cinco días y hasta treinta días con algunas excepciones como pueden ser los viajes, solo para aquellos que están seguros que pueden viajar juntos y al mismo tiempo disfrutar.

El tema de este post no era el matrimonio era simplemente un comentario sobre la importancia de ser le infiel a la soledad y aunque no es fácil encontrar con quién compartir momentos, siempre es importante tomar acción y decidirse a hacer cosas que le apasionen seguramente en ese momento encontrará personas con gustos a fines y se dará cuenta de que realmente no es tan particular como cree.

Yo finalmente cumplí mi sueño y me veo divino con malla y trusa practicando danza contemporánea, sobretodo porque nunca me había podido ver en un espejo con una prenda de vestir que me apretara y dejara ver de forma majestuosa, mi linda y protuberante barriga, bueno y las zapatillitas son una maravilla lo único doloroso fue tenerme que cortar las uñas de los pies después de un año de estar dejándomelas crecer pero no hay nada más maravilloso que lo que siento cuando me pongo mi linda balaca rosada.

Y bueno algún día seré un verdadero ¡PROTAGONISTA DE NUESTRA TELE!

5 comentarios:

Átomo dijo...

Jajajajajajaja brutal lo del ballet... jajajajaja
Me evito el caricaturezco placer de imaginar detalles.

En cuanto a la soledad, hermano, estamos casi de acuerdo. Yo opino que a la soledad no es necesario serle infiel, por el elemental motivo de que la soledad es uno mismo. Sin embargo, a veces uno se engaña a sí mismo sin saberlo...

La cosa de compartir la soledad es otro asunto. Quizá pueden convivir dos soledades juntas, el problema matrimonial es precisamente ese: dejar de ser dos para ser una sola persona. Qué mierda tan absurda. La soledad es uno mismo, y uno está sobre todo, ahí no hay engaños que valgan.

Gran post, hermano, bacano que esté limpiando pisos a punta de danza contemporánea. Hace días precisamente pensaba en hacer un práctico traje para ese fin, provisto de fibras para trapear. Piénselo y verá cómo mejoran sus experiencias matrimoniales.

Un fuerte abrazo,

Tomáz.

Santiago Sarmiento dijo...

Compadre,

Gracias por el comentario, hace como 3 años no escribía sobre este tipo de temas y mire que siempre el que comenta sobre estos posts es usted... bueno creo que también es cierto que usted es el único lector.

Y mil gracias por el la sugerencia del vestuario le mando las fotos cuando lo tenga listo para que me de su opinión antes de salir a escena con el.

Saludos,

Santiago

Javier Pimentel dijo...

Bueno yo también cuento como lector de este blog. La vaina es que yo soy un lector -silencioso-. Como tú dices: Para no llamar la atención con formas singulares y mantener un bajo perfil.

Por otro lado, hace poquito estuve en una reunión en la que había hombres de casi todas las latitudes y todos coincidimos en que esas preguntas existenciales que tanto les fascina hacer a las mujeres son aterradoras además por el pobre timing que ellas escogen para hacerlas. Además son universales, desde las latinoamericanas hasta las eslavas, a todas les fascina producir en uno en esos monólogos de introspección existencialista.

¿Cómo te sientes? por ejemplo, es una pregunta importante, pero no se vale hacerla cuando uno quiere estar en comunión con su soledad (léase cuando uno quiere ver televisión, leer un libro o mirar al techo sin que lo jodan) y el problema es que siempre sale a flote cuando uno quiere estar en comunión con su soledad.

Javier Pimentel dijo...

Como si ellas sospecharan, para seguir tu lógica, que uno les está siendo infiel con la soledad.

Santiago Sarmiento dijo...

Javi,

Definitivamente se demuestra que los cofundadores de Claroscuro tenemos una soledad en común aunque Tomáz se rehúse a aceptarlo ja, ja, ja... diciendo algo como "la soledad no existe, ese soy yo" ja, ja, ja... pero hablando un poco en serio, realmente la teoría de Tomáz es la más cercana a la experiencia considerando que en esos momentos de soledad no hay silencio interno sino una voz -muy parecida a al de uno- que acompaña, perturba, alivia y por momentos desespera, claro está que justo en ese momento es la única voz tolerable.

Y bueno después de ese estudio socio-antropológico que estás haciendo en Alemania me siento más tranquilo en el sentido en que encuentro que la realidad es la misma aunque lo que cambian son las perspectivas, yo definitivamente me siento incapaz de volver a intentar compartir espacios por momentos prolongados, definitivamente mi posición va poco en contravía de lo que diría Sanz, la frase mía sería "que mi soledad y yo, sin ti nos llevamos bien", lo que no logro es descubrir cual sería la mezcla justa de infidelidad a la soledad.

Espero que lo resuelva antes del 21 de diciembre sino ni modo, no hay que olvidar que el mundo se va a acabar ja, ja, ja...

Gracias por participar en el programa.