Yo no sé, si gracias a dios o lamentablemente hoy la mayoría de los colombianos tenemos acceso a ver por televisión tanto futbol colombiano, la A, la B la copa Postobon, en fin, casi todos los tipos de torneo, en un buen fin de semana si uno se pone en la tarea puede llegar a ver sin problema 5 partidos.
Pero realmente es triste ver ese espectáculo que cada vez más se aleja de lo deportivo y se acerca a lo circense, espectáculos dignos del circo de la Chilindrina (esperemos que la Chilindrina no se ofenda) se pueden apreciar en cada jornada de nuestra gloriosa Copa Mustang y nadie hace nada por evitar que los jugadores sigan payaseando en vez de jugar al futbol que es por lo que les pagan.
El hecho más reciente e inédito es el del piojo Acuña jugador del Junior el cual fue sancionado por simular una falta, lo cual es reprochable desde cualquier punto de vista, esto refleja la cultura nuestra, la cual cada día es más maquiavélica y nos ufanamos de esto.
Pero el acto de circo más absurdo, injusto y desmedido es la sanción que recibe el jugador, es algo sui generis, las leyes no pueden ser retroactivas, es decir, hoy no se puede crear una ley que penalice el consumo de cigarrillos en lugares públicos y luego multar a todos los establecimientos que permitieron hacer esto antes de la entrada en vigencia de la ley, independientemente de lo que piensen muchos es absurdo, o si no recordemos que pasó con el gol que hizo Diego Armando Maradona el 22 de junio de 1986 en el estadio Azteca de la ciudad de México a la selección Inglesa con la mano, fue simple, se conoce hoy como “la mano de Dios”.
Vale la pena revisar políticas verdaderamente serias que permitan que decisiones arbitrales, mañas de los jugadores y por supuesto de los técnicos no impidan que lleguemos algún día a tener un buen futbol, es lamentable ver la cantidad de tiempo que se pierde porque los jugadores: fingen faltas, se demoran en los cobros y reclaman todas la decisiones del árbitro, eso sin contar la agresividad que muchos de ellos manifiestan minuto a minuto y las innumerables discusiones que terminan dañando el espectáculo.
Nuestros jugadores quieren y sueñan con jugar en Europa pero con una actitud lejana a lo que se observa en el futbol de viejo continente donde realmente se ganan el sueldo por jugar no por actuar.
Es triste ver, por poner solo dos ejemplos, como jugadores de la talla de Agustín Julio nuestro “San Agustín” y Gerardo Bedoya insignias de la selección Colombia, no dan ejemplo a la hora de entrar a un campo de juego, Julio quema todo el tiempo posible cuando va ganando de una forma vulgar y descarada, mientras que Bedoya le complica el partido a cualquier arbitro, no respeta las decisiones y entra a pegar, no a jugar, bueno y de ñapa podemos hablar de Alexis García, gran persona, gran jugador en su momento y gran técnico pero ensombrece su gestión frente a la dirección técnica de la Equidad fomentando un estilo poco ortodoxo donde el juego rudo y mal intencionado prima en muchas ocasiones sobre el buen futbol de esta institución.
Pero lo más triste de todo es que estos comportamientos los encontramos en todos los lugares y rincones de nuestro país, donde el vivo quiere vivir del bobo y en donde no existe una sanción social para aquellos que violan todos los principios éticos y muchas veces legales, es más, muchas veces son justificados y respaldados por sus allegados como familia o inclusive sus jefes que interpretan esto con una audacia y finalmente para ellos “alguien tiene que hacer el trabajo sucio”, bueno y el tema de la violencia la viven miles de compatriotas en sus barrios, pueblos, corregimientos etc., donde la ley del más fuerte sigue primando y la presencia del estado es subliminal.
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