11 de diciembre de 2008

El mono aunque se vista de seda, mono se queda.

Esta es una frase popular pero creería que poco entendida en el mundo de hoy, en donde, lo fashion o play, algo que yo creo que se debe interpretar más o menos como la última moda o vanguardia, comenzó a desplazar a los buenos modales y en general lo que nuestros ancestros denominaban la buena educación.

Quizá para muchos esto no tiene nada que ver, ya que pueden existir niñas fashion muy bien educadas y seguramente es así, el tema es, cuántas personas hoy se preocupan por saber con pelos y señales las características de cada uno de los artículos de las marcas Louis Vuitton, Cartier, Armani, Ferragamo, Ermenegildo Zegna, MontBlac, Hugo Boss, Gucci, Dolce & Gabana, Rolex, Apple, Bose, Mercedes Benz, BMW, Audi, etc., todo lo que de una u otra forma permita transmitir una imagen de hombre o mujer de mundo, estas personas creen que al poder acceder a estas marcas se transforman en herederos de una selecta clase social europea casi que se atreven a pensar en la monarquía solo que por los apellidos no pueden confundir a nadie, son unos seres que están convencidos, o por lo menos así lo quieren transmitir, de que por algunos problemas relativos a la congestión que se presentaba en la oficina de transmigración de las almas un inepto funcionario de tercer nivel los llevo a ser concebidos en un hogar tercermundista, pero ellos no tienen nada que ver con esas personas que algunos señalan como familia, ellos tenían que haber nacido en una cuna noble.

Producto de ir culturizándose en el catalogo de grandes marcas, el cual tiene algunos artículos periodísticos en su interior el que inadecuadamente se llama revista Soho, comienzan a utilizar el internet para ahondar un poco más en el tema, otras revistas como Cosmopolitan tan bien son de gran ayuda, luego de su investigación están preparados para hacer una mezcla muy autóctona de estilos, en donde, suelen combinar accesorios y zapatos finos con vestidos ordinarios y corbatas de 3 X $10.000, o mejor, cuando compran una corbata fina se dan cuenta de que la mejor forma para que le vean la marca es teniéndola “accidentalmente volteada”, cuando todos saben que siempre tratan de no cometer errores de ese tipo, por otro lado, las niñas son un poco más creativas y compran modelos similares a los que ven a las presentadoras de televisión y los combinan con imitaciones baratas de carteras de marca y con accesorios como aretes y pulseras que solo ellas creen que se parecen a una piedra semipreciosa, son lo más cercano a una chaquira de las que ponen las negras a los turistas en sus espectaculares trenzas, esas trenzas que critican, pero seguramente, reposa una foto de ellas en el álbum familiar de la tía Rosalba cuando la llevaron a conocer el mar en un hacinado Renault 4 y ella rogó hasta que le hicieron la vaca para hacerle las trenzas y como la calidad no se improvisa, también se ufano al llegar al barrio, mostrándole con orgullo a sus vecinos que había estado en un viaje por la costa, pero ella hoy, no se acuerda de es paseíto.

Listo, volvamos a lo que nos compete, miremos lo que puede suceder en el caso que tengamos una reunión de trabajo con unos clientes muy importantes y debamos ir con dos altos ejecutivos de la compañía del perfil en cuestión, hay dos tipos de actitudes que pueden tomar ante un ambiente que los intimide por la magnitud que representa la reunión. Comienza el alto ejecutivo a tratar al cliente como Señor José, por edad y características del cliente vs. el ejecutivo era innecesario anteponerle cualquier titulo, segundo error, debió haber dicho en ese caso Don José o Señor Apellido. La señorita ejecutiva que tiene muchos más mundo por supuesto (la de las trenzas) comienza a tutear al cliente, el señor pude ser su abuelo o un papá ya mayorcito, el cual desde un principio la ha tratado de usted, pero como si eso no fuera poco, para impresionar la niña lleva una blusa que nos indica que el desarrollo la tomo en el ascensor y sus dos grandes y siliconadas tetas no caben dentro de la camisa y por su cuello desciende una bella cadena de oro con un dije que se pule entre sus dos melones resaltados por un marcado escote, los cueles ella percibe como limones, pero el cliente como patillas, y quizá sean unas simples naranjas pero no había necesidad en enmarcarlas para este evento. Al ver que la reunión se torna un poco larga, los clientes deciden pedir almuerzo y continuar con la reunión, llega el almuerzo, se torna un poco menos tenso el ambiente, nuestro ejecutivo está un poco cohibido, sin embargo, su compañera decide echarse la reunión al hombro y tomar una actitud amable y graciosa, solo para ella, los clientes la perciben considerablemente coqueta, muy probablemente por las fruticas que la acompañan, disponen una mesa circular para tomar el almuerzo y por accidente el cliente queda con nuestro ejecutivo a su izquierda, lo que significa que… nuestro cliente se quedó sin pan, todos en la mesa tomaron el pan con mantequilla que habían dispuesto a la izquierda de cada uno menos nuestro ejecutivo estrella, la niña para que el ambiente no se caiga y al ver la situación decide ir al rescate, diciéndole a nuestro cliente “oye, te dejaron si pan, no quieres el mío, por lo de la dieta” el cliente con una sonrisa tímida dice “no gracias, así está bien”, pero por dentro se imagina como sería comerse el pan de la señorita, mientras tanto, el ejecutivo decide tratar de enmendar su falla diciendo mientras acomoda su bolo alimenticio (según él cree discretamente), en la cavidad que acaba de ubicar en la parte posterior derecha de su boca contra el cachete, de nuevo “Señor José, que pena no me di cuenta y tome su pan” a lo que el cliente le responde “no se preocupe por eso, nos pasa a todos”, lo dice con el único propósito de no hacerlo sentir tan mal, mientras en el fondo reclama a la vida por haberle dado pan al que no tiene dientes, recordando con cierta nostalgia el ofrecimiento de la señorita, todo esto transcurre mientras se van terminado los almuerzos y nuestro ejecutivo estrella para darle un toque sutil, saca de la nada el tema de la ropa al observar que el cliente tiene un vestido muy fino y le hace un halago, el cual es respondido por una leve sonrisa y gesto de agradecimiento, sin embargo, como nuestro ejecutivo es un gran conocedor comienza una cátedra sobre vestidos de hombre, demeritando a Carlos Nieto, porque definitivamente no hay como el corte de Ermenegildo Zegna y haciendo un collage de diseñadores y estilos, poco asertivo, ante el cliente, que por muchos años ha mandado hacer sus vestidos a mano sobre medida con telas europeas con un gran sastre en Argentina, poco y nada le interesa Carlos, Ermenegildo, Hugo o el que sea. Igual que lo tiene sin cuidado la cartera Gucci de USD 10 del China Town de NY, la cual la niña pago $200.000 por cuotas a una compañera de trabajo y cree haber descrestado al universo.

Finalmente, este no es un caso de negocios, José pudo o no cerrar el negocio, no sabemos igual que era, pero estos dos ejecutivos, pudieron haber distraído menos la atención de su cliente en cosas accesorias que finalmente terminan distrayendo y desenfocando al cliente en cosas que no le interesan, seguramente el tiene más de 30 años de ser millonario, no le interesan las marcas, le interesan las cosas finas, por lo que la ordinariez de la ejecutiva “sexy” y confianzuda no era un valor agregado en el momento de una toma de decisión, podría ser inclusive una desventaja si se trataba de analizarla a ella como parte fundamental de la negociación y por otro lado un hombre con pocos modales preocupándose por la ropa de forma abierta denota un metro-sexualismo que a un hombre de negocios no le genera ningún valor agregado y que al igual que a su compañera lo puede terminar afectando.

La conclusión es siempre la misma, los indios podremos llegar a engañar a los de nuestra propia tribu, pero siempre que intentemos ser quienes no somos y copiar estilos que en esencia desconocemos caeremos en errores sin lugar a dudas, la vida nuestra es una consecuencia, no en si misma algo que podamos cambian 180° de un momento a otro, podemos cambiar lo accesorio, pero nuestro interior siempre será el mismo, más complejo en la medida que tengamos que convivir con nosotros y mostrar un mamarracho creado por nuestras carencias y complejos, para aquellos que se vieron el Silencio de los Inocentes, Hanibal pelo con la misma rapidez y habilidad que a un banano a la investigadora encontrando sus antecedentes en: su perfume, sus zapatos, su acento por señalar algunos aspectos, finalmente ella creía que la veían muy diferente a como en realidad era, es así de sencillo, es la vida.

Las personas hoy no se preocupan por las mínimas normas de educación, por tener un comportamiento adecuado y discreto, por hablar un español correcto, se preocupan más por aparentar ser parte del circulo social del príncipe Carlos y hablar un inglés “perfecto” aprendido en el Colombo Americano y perfeccionado en 6 meses en un UK o USA, para descrestar a los de su tribu, porque siempre serán latinos en el mundo, la moda de las presentadoras de televisión es solo para eso, no para ir a trabajar, lo sexy es un concepto vulgar para un habiente ejecutivo que va en contravía de la feminidad, aunque somos seres sexuales, la sexualidad no es una herramienta de trabajo salvo para las prostitutas, por lo que preocuparse por el buen gusto también dejo de ser una prioridad y se le da más peso a conceptos como ser “sexy”, claro está que ese será otro artículo que llamaré las Siberianas (mitad perras, mitad lobas) de hoy .

Creo que si los ejecutivos jóvenes de hoy se preocuparan la mitad por lo accesorio e hicieran un trabajo sobre el ser, vivirían una vida más tranquila, imagínense sin tener que preocuparse por comprar un iPhone, o un mini PC, o un reproductor Blu-Ray, un LCD Full HD y tener que hacer toda la voltereta con Direct TV para que le pongan los canales HD en los cuales no se encuentra E! o poder estar tranquilo y decir no fui ni a Europa, ni a Estados Unidos, pero conozco el parque del café, el nevado del Ruiz, La Sierra Nevada de Santa Marta, Las Lajas, el cabo de la Vela, el Amazonas, sin prejuicio alguno, sin tener que ir a comprar el ajuar del siguiente año a todos los Outlets que se le atraviesen para que los de su tribu o de tribus de menor casta digan “Severa pinta la de ese man”, lo importante es buscar cómo llenar esos vacios que hay dentro, los cuales no se llenan con cosas.

No hay comentarios: