8 de octubre de 2009

Por fin le encuentro algo bueno a la guerrilla.

El canciller de Colombia ¿para qué sirve?, este es un cargo, que a mi manera de ver, debe ser adjunto a el ministerio de comercio exterior, para que Luis Guillermo Plata no tenga que inventarse tantas cosas para irse de paseo con Jaime Bermúdez. Entonces mientras uno habla de negocios y trata de incrementar las exportaciones, el otro habla de lo maravillosa que es nuestra política internacional y de lo importante de la inversión extranjera para los colombianos.

Mientras tanto, en otro lugar del mundo, los verdaderos cancilleres han convencido al mundo de que Piedad Córdoba es una digna candidata al premio Nobel de Paz.

Los colombianos, acostumbrados a perder, siempre queremos ganarnos algo: un reconocimiento, mención o lo que sea que nos diga que estamos primeros que el resto y que no somos tan malos. Ser el país más feliz es importante aunque seamos pobres, tener una riqueza natural envidiable es importante aunque no la protejamos y nos parezca “boleta” ir a un parque natural y prefiramos visitar países del primer mundo, una nominación al Grammy hace 15 años era para nosotros un premio, ir a un mundial a pasar la primer ronda lo mismo. Pero hoy nadie quiere que nos ganemos el Nobel de Paz.


Necesitaremos algún otro indicador, más diciente que el anterior, para entender que Piedad Córdoba ha sido nominada al premio Nobel solo por la gestión de los cancilleres de la guerrilla y de los lava perros de Chavéz.

Es justo que mientras el canciller colombiano se gasta el tiempo paseando por el mundo y dándose un “champú” de popularidad al lado de Hilary Clinton, dejemos tantos espacios abiertos para que una parte importante de la población de este planeta piense que la guerrilla es un Robin Hood armado con las flechas de Cupido y que merecen apoyo político y económico. Y lo peor que su gran brazo político merece un premio Nobel de Paz.

Esto es inaudito.

Esto no habla bien sino de la guerrilla colombiana y mal de la cancillería colombiana, como me gustaría que cambiáramos de cancilleres. Por fin encuentro algo bueno en la guerrilla, algo que realmente les envidio.

Lograr, en contra de las evidencias, hacer pensar a “intelectuales” del mundo que un personaje siniestro como Piedad Córdoba es un hacedor de paz es realmente digno de admirar.

NO SOLO YO LO VEO ASI

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