Quisiera reírme de la estupidez humana, pero en este caso no lo puedo hacer.
La naturaleza se cura en salud y nos manda mensajes claros, por eso las orillas de los mares no son profundas, las vacas no vuelan porque su boñiga en los parabrisas de los carros podrían causar accidentes, las cumbres de las montañas son peligrosas por su altura y topografía; los zancudos no tienen venenos letales, las culebras venenosas no vuelan y en general la naturaleza nos dice “utilícenme en la medida que no tengan que hacer un esfuerzo sobrenatural para esto”.
Lo anterior quiere decir que cualquier tipo actividad extraordinaria que se desarrolle para explotar la naturaleza atentará, no solo contra ella, sino también contra los seres humanos.
Mirémoslo con un ejemplo, cuando hablamos de fósiles nos imaginamos dinosaurios o momias, pero cuando escuchamos combustibles fósiles como: el petróleo, el carbón y el gas natural, no los relacionamos con lo mismo, es más, ignoramos todo al respecto menos el precio.
Sin embargo, estamos hablando del mismo proceso, mediante el cual la naturaleza hace miles de años enterró restos orgánicos porque no servían, con el tiempo y la presión los convirtió en estos tres combustibles, a diferencia de los árboles que están en la superficie, los combustibles fósiles no son renovables, se van a acabar en algún momento. La pregunta es ¿por qué los seguimos utilizando?, la naturaleza no solo los enterró para que no se acabaran sino por los daños que ocasionaría su uso. A pesar de esto, todos los días continuamos contaminando el medio ambiente y acabando la capa de ozono.
Que estúpidos somos, priorizamos el factor económico sobre la vida, dicho de otra forma, “es mejor acabar con el planeta que con el negocio”.
La mano de la naturaleza también está en el ser humano, nos dotó de órganos genitales, nos permitió poder tener sexo heterosexual, homosexual, bisexual, inclusive puede tener sexo grupal sin límite de participantes, pero bajo ningún punto de vista, una relación homosexual permite la concepción de un bebe.
Sin embargo, el hombre trabaja en leyes que le permitan a las parejas homosexuales adoptar hijos, ¿es conveniente?, no lo sé, pero a la luz de la naturaleza no. ¿Por qué insistir?. Solo imaginarse lo incomodo que sería para un niño responder a sus amigos aspectos relacionados con la sexualidad de sus papás, nos hacen pensar que no es una buena idea, preguntas que pueden salir de cualquier niño curioso como: ¿de los dos quién hace de mamá?, no deben ser fáciles de responder.
Hay más demanda de niños en adopción que oferta, entonces, ¿por qué entregarlo a una pareja homosexual?, quizá la naturaleza no sea justa con los homosexuales al no permitirles tener hijos, pero seguramente está siendo muy sabia.
Por: Santiago Sarmiento Ortiz
Imagen por: Santiago Sarmiento Ortiz
Por: Santiago Sarmiento Ortiz
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