Me hubiera gustado contar con una calidad fotográfica mejor, quizá con algunas otras imágenes, pero sin lugar a dudas, este post, refleja claramente el predominante desinterés barranquillero por el bien general.
Son muchas las discusiones que se presentan en torno a la educación, la idea generalizada es que en aquellas comunidades donde hay un limitado o inexistente acceso a la educación, las condiciones sociales y económicas, serán inferiores, comparadas con otras de mayores posibilidades.
Es así, como vemos, los reclamos de comunidades marginadas, solicitando parques para que los niños y sus familias tengan un acceso digno a espacios para el espaciamiento, vemos comunidades donde los niños deben jugar en lotes baldíos, expuestos a los peligros, debido a la presencia de plagas y animales como culebras y ratas, producto de unas condiciones inadecuadas de aseo, sin embargo, es común encontrar también, que estas comunidades trabajan unidas, para suplir la ausencia del estado, en labores de mejoramiento de su entorno, en campañas de aseo, de “pavimentación”, de arborización, etc..
Es fácil, ver la televisión y señalar a las autoridades locales y nacionales, por no tomar medidas de fondo para brindar una mejor calidad de vida a estas comunidades.
Pero vivimos en el país de las paradojas, es triste encontrarse, que mientras algunos añoran poder contar con determinados recursos, otros más afortunados, por su educación y situación económica, estén totalmente desentendidos de su entorno, donde, a nadie le interesa si hay andenes para la gente, porque todos salen en carro, donde no se exige a las entidades en cargadas cumplir con su obligación de aseo público y se encuentran canales de desagüe de aguas lluvias y alcantarillado absolutamente putrefactos, siendo potenciales fuentes de epidemias, pero como desde la comodidad del carro con el aire acondicionado prendido, no se percibe el olor, y en general las características de un ambiente contaminado, esta realidad simplemente no existe. Pueden vivir entre las moscas, pero la solución está, en cerrar las ventanas y prender el aire acondicionado, no en buscar soluciones de fondo, ¿para qué? verdad, si en nada los afecta, como me decía un conocido “sabio” barranquillero, con relación a mi reflexión sobre la falta de civismo “no te des mala vida, acaso tu vives en la calle”.
Parques abandonados, los cuales son tomados por los recicladores en horas de la noche como centros de operaciones, por los conductores que ocasionalmente los utilizan como baños públicos, son los dos mejores usos que tienen y el mejor provecho que a estos se le saca.
Definitivamente, nos quejamos porque las cosas no se hacen bien y cuando se hacen bien, no nos importa acabar con ellas. Entre la carrera 47 y la 51B con calles 96 hasta la 106, hay un barrio, que no se, hace cuanto se urbanizó, se llama Villa Santos, recuerdo que hace unos 17 años en épocas del colegio, sus canchas públicas de micro-futbol eran muy apetecidas, porque no existía el ahora tan popular indoor soccer, había parques, canchas, andenes y muy pocas casas, es más, los jóvenes enamorados, iban en sus carros y entre sus calles oscuras buscaban el mejor espacio para un rato de intimidad, claro, mientras aparecían unos motorizados de la policía a romper con el idilio.
Hoy el panorama es diferente, muchas casas, edificios, inversión, en la 106 cerca a la 51B están construyendo un hotel y ya está a punto de ser inaugurado un centro comercial, en la 49D hay un templo católico moderno y en general en un sector con una excelente ubicación considerando su cercanía con el Centro Comercial Buenavista, Makro, Carrefour de la 99, Home Center y acceso fácil a corredor universitario.
Tuvieron que pasar muchos años para que la ciudad creciera y generara la demanda suficiente, para poder llenar estos espacios, pero mientras tanto, lo bueno, perdió su belleza, lamentablemente a nadie le interesó, ni le interesa.
Un barrio bien concebido a mi forma de ver y aunque no tengo ningún tipo de fundamento académico en términos urbanísticos para afirmarlo, creo que es suficiente con el ojo crítico del ciudadano de a pie, calles amplias, que en la medida que el trafico aumente, están perfectamente concebidas para ser usadas en un solo sentido y mejorar la movilidad, parques, alcantarillado público, que tanto nos hace falta en estas ciudad, son algunos de sus beneficios.
Lamentablemente vemos, como para proteger la movilidad de la autopista al mar, este barrio no tiene acceso por la carrera 46 en ningún punto, sin embargo, en la calle 104 con la complacencia de las autoridades de tránsito, que no han tomado medidas, los vehículos producto del continuo paso abrieron un acceso, poniendo en riesgo la seguridad de los vehículos que sin mayor precaución, por obvias razones, van transitado por esta vía.
Increible pero cierto, todas las fotos que ustedes han podido ver corresponden a este sector, ¿triste verdad?, yo creo que no hay más comentarios que hacer al respecto.
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