24 de abril de 2009

¡Que viva Diomedes!

No me voy a extender, porque no quiero quitarle espacio al maestro, yo llevo mucho más de 20 años, siendo un ferviente seguidor de Diomedes, bueno de su música, excepcionales letras que me transportan al pasado y me hacen vivir de lejos aquellos momentos del folclor, donde, el ñato mama ron, era un pobre diablo, al lado de mis amigos de infancia y adolescencia, convencidos, que Parranda, ron y mujer, no era un canción, sino una orden de Divina. Ahora cada vez que estoy aburrido, recurro al maestro Diomedes para que con su sabiduría me alegre el rato.

Admiren esta bella reflexión sobre la muerte y está claro, yo tampoco quiero morirme, la única diferencia entre el entierro del maestro y el mío, es que al mío, va a llegar la viuda y si acaso en total, se logrará sumar una docena… pero entre familiares y amigos.

Se las dejo ahí.


Pero ahora, está un poco más tranquilo, su consejo es: "A cuidarse, un poquito más, no del todo, porque hombres como nosotros, no somos tan estrictos, en ese particular."

No hay comentarios: